De acuerdo con algunos teóricos económicos, Santa Claus y el Gobierno son figuras que muchas veces tienden a confundirse, pero no son lo mismo. La creencia de que el gobierno puede actuar como un benefactor ilimitado, capaz de otorgar bienes y servicios sin costo alguno para la sociedad, es una idea ampliamente extendida, pero profundamente errónea según Joshua Mawhorter, editor asistente del Instituto Mises. Según el analista, esta confusión refleja una falta de comprensión sobre los principios económicos fundamentales, como la escasez y el costo de oportunidad, las cuales regulan la distribución de recursos en la sociedad.
Apoyándose en las ideas del economista Joseph Salerno expuestas durante una reciente conferencia de Mises, Mawhorter afirma que tanto políticos como economistas y ciudadanos operan bajo el llamado "principio de Santa Claus". Este principio, explica, se basa en la premisa de que el gobierno puede distribuir bienes sin costo alguno para la sociedad, ignorando la falta de recursos propios y el hecho de que solo puede redistribuir lo expropiado a los ciudadanos.
El principio de escasez y la ilusión del intervencionismo
Salerno recuerda que la escasez es un pilar básico de la economía: los bienes deben ser producidos antes de ser consumidos y su asignación inevitablemente implica compensaciones. Mawhorter retoma esta idea y cita a Ludwig von Mises y Fredric Bastiat, quienes argumentaron que la intervención estatal no puede escapar a estas restricciones. Bastiat, por ejemplo, subrayó: "El hecho es que el Estado no tiene ni puede tener una sola mano. Tiene dos manos, una para tomar y otra para dar".
Esta afirmación subraya, según Mawhorter, que cualquier "regalo" otorgado por el gobierno se basa en recursos previamente tomados mediante impuestos o deuda. A diferencia de Santa Claus, quien produce y distribuye regalos mágicamente, el Estado actúa como un redistribuidor el cual consume parte de los recursos recaudados.
El Grinch
Al igual que el Grinch, quien roba regalos y luego los devuelve a los Quién, Mawhorter sugiere que el gobierno toma recursos de la sociedad para redistribuirlos, mientras mantiene una parte para sí mismo. No obstante, señala que, a diferencia del Grinch, que experimenta un cambio de corazón y devuelve todo lo que había tomado, el gobierno perpetúa este ciclo de expropiación y redistribución sin arrepentimiento y bajo el pretexto de beneficiar al público.
Mawhorter concluye, basándose en las observaciones de Mises, que las políticas basadas en el "principio de Santa Claus" generan distorsiones en la estructura de precios y el capital, despilfarro de recursos y regresión económica. Estas filosofías, argumenta, asumen erróneamente la existencia de recursos ilimitados y se niegan a reconocer los límites impuestos por la escasez y la necesidad de priorizar la producción antes que el consumo.
Para Mawhorter, las acciones del gobierno no son equivalentes a los actos mágicos de Santa Claus. En lugar de promover la prosperidad, la intervención excesiva puede socavar las bases del desarrollo económico al ignorar principios como la escasez y el costo de oportunidad. (NotiPress)