
El iceberg más grande del mundo, llamado A23a, comenzó un viaje tras liberarse del vórtice oceánico que lo mantuvo atrapado durante décadas cerca de las Islas Orcadas del Sur, en la Antártida. Este coloso de hielo tiene una superficie de 3,600 kilómetros cuadrados, equivalente a cinco veces la ciudad de Nueva York, y un peso cercano a un billón de toneladas, y ahora se desplaza por el Océano Austral rumbo a aguas más cálidas.
A través de imágenes satelitales del British Antarctic Survey (BAS) los científicos pudieron confirmar que el iceberg, con un espesor de 400 metros, está en movimiento tras haber permanecido más de tres décadas encallado en el fondo marino del Mar de Weddell.
De acuerdo con los registros, el A23a se remonta a 1986, cuando el iceberg se desprendió de la plataforma de hielo Filchner, y desde entonces, quedó encallado en una dinámica conocida como columna de Taylor, un fenómeno oceanográfico que lo mantuvo girando sobre un punto fijo. Según el instituto Polar Británico, el iceberg logró liberarse en 2023 y comenzó un lento recorrido hacia el norte.
Iceberg A23a, the world's largest iceberg, continues to drift in the Southern Ocean, north of the South Orkney Islands of Antarctica. pic.twitter.com/3XHZEhnAuu
— CIRA (@CIRA_CSU) November 19, 2024
“El viaje del iceberg estuvo marcado por acontecimientos científicos intrigantes. Durante años, el iceberg estuvo atrapado en una columna de Taylor, un fenómeno oceanográfico en el que el agua que gira sobre un monte submarino atrapa los objetos en su lugar. Esta dinámica hizo que el A23a girara en un punto, retrasando su rápida deriva hacia el norte”, aseguró el Instituto.
Según estimaciones, podría estarse dirigiendo al Atlántico Sur, específicamente a la isla de Georgia del Sur, donde aguas más cálidas acelerarán su proceso de desintegración en fragmentos más pequeños.
Además, los científicos señalaron que el A23a podría actuar como fuente de nutrientes, lo que favorecería la aparición de ecosistemas prósperos en zonas poco productivas. Sin embargo, su deshielo también tendría implicaciones oceanográficas y ecológicas importantes.
A pesar de que el cambio climático pudo ser un factor determinante para este proceso, los científicos indicaron que se necesitan más investigaciones para determinar si este tuvo influencia en el movimiento del iceberg o si este corresponde a un ciclo natural en la vida de los témpanos.
Sin duda, el A23a se convirtió en una prueba monumental de los cambios a los que se enfrenta la región antártica.