En la actualidad, la violencia no solo ha ganado espacio en la vida cotidiana de las personas, sino que también ocupa diariamente los titulares en los medios de comunicación. Ya sea a nivel local, nacional o mundial, las noticias sobre este tipo de acontecimientos están provocando que muchas personas opten por dejar de leerlas o, de plano, evitar saber de ellas porque afectan su salud mental.
Aunque parezca increíble, existen estudios que demuestran que cada vez más personas deciden evitar las malas noticias para minimizar los efectos negativos en su estado de salud. Algunos expertos aseguran que las malas noticias no solo generan estrés, miedo y ansiedad, sino que también pueden tener un impacto físico, como problemas gastrointestinales, dolor generalizado y fatiga. Además, pueden llegar a interferir en las relaciones personales, aumentar la inquietud y provocar problemas de sueño.
Estudios revelan que el consumo de noticias negativas puede afectar emocionalmente a quienes las consumen, ya que actúan como estímulos para el cerebro emocional, el cual las interpreta y gestiona de forma adecuada o inadecuada, dependiendo de los recursos, aprendizajes y hábitos emocionales de cada individuo.
Expertos en la materia sostienen que la exposición continua a noticias negativas y violentas tiene consecuencias que van más allá de los sentimientos de pesimismo y desánimo. El sicólogo inglés Graham Davey, especializado en los efectos colaterales de la violencia en los medios, afirma que las malas noticias pueden provocar estrés, ansiedad, depresión e incluso trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Davey asegura que un efecto de las noticias negativas es que los espectadores las ven y se convierten en testigos directos de muchos de estos hechos, debido al afán de los medios de comunicación por llegar lo más rápido posible al lugar de los acontecimientos y proporcionar al público un "asiento de primera fila" ante la catástrofe. Esto es similar a lo que ocurre con quienes padecen trastorno de estrés postraumático tras presenciar eventos dramáticos o violentos.
Por otra parte, Rolf Dobelli, un firme defensor de que las malas noticias son perjudiciales no solo para el bienestar, sino también para la salud de las personas, menciona en su ensayo "Por qué usted debe mantenerse lejos de las noticias" que estas son para el cerebro lo que el azúcar es para el cuerpo: fáciles de consumir y capaces de generar pequeños momentos de placer sin requerir esfuerzo, pero con consecuencias perjudiciales a largo plazo. Dobelli señala que las noticias confunden y llevan a las personas a desarrollar una percepción completamente equivocada sobre los riesgos reales que enfrentan.
¿Cómo afectan las malas noticias a la salud mental?
Ver imágenes perturbadoras en las noticias puede desencadenar la respuesta de lucha o huida, generando la liberación de adrenalina y cortisol, hormonas que causan síntomas físicos como taquicardia, respiración superficial y malestar estomacal, entre otros.
Estudios han demostrado que las personas experimentan un aumento en los síntomas de ansiedad y depresión después de consumir noticias durante solo 14 minutos. Estos síntomas son aún más graves cuando las personas sienten que no tienen control sobre las situaciones que escuchan o ven.
En la actualidad, las redes sociales se han convertido en un caldo de cultivo para la negatividad, con titulares diseñados para atraer la atención de los usuarios y algoritmos que los impulsan a consumir más contenido. Este bombardeo constante de negatividad puede resultar adictivo, contribuyendo al desarrollo de ansiedad y depresión.