Expectativas económicas del gobierno de Trump

Expectativas económicas del gobierno de Trump

Ayer por la madrugada Donald Trump rebasaba el número de delegados requeridos para considerarse presidente electo de los Estados Unidos, será su segundo mandato después del 2016-2020 y representa la plataforma extrema del partido republicano. Algunas señales de alarma se encendieron por las reacciones de nerviosismo de los mercados, pero ¿qué podemos esperar realmente?

 

Primero hay que derribar un mito que ha inundado las redes sociales y muchos medios de comunicación masiva que señalan que Kamala Harris es de izquierda, incluso algunos la tachan de socialista o comunista. Es falso. En Estados Unidos, el paraíso de la libertad y la democracia, está prohibida la formación de nuevos partidos políticos, entre ellos el Partido Comunista que no puede competir abiertamente en ninguna elección. Tanto el Partido Republicano como el Demócrata son de derecha. El Demócrata tiene ciertas orientaciones al centro y permite mayor intervención del estado; mientras que, el Republicano es más cercano a la extrema derecha, mucho más conservador. Así que, ni Harris y menos Trump representaban afinidades con el gobierno de Sheinbaum.

 

No sorprende el triunfo de Trump. Harris se presentó en la elección bajo la sombra de Joe Biden, una pésima administración en materia económica, seguridad y política exterior. El ciudadano norteamericano enfrenta uno de los panoramas más adversos en materia laboral: mucho desempleo y una pérdida del poder adquisitivo por efectos de la inflación y la contención salarial, al tiempo que percibe que el dinero de los impuestos se desperdicia en guerras perdidas como la de Ucrania o en apoyar genocidios como en Palestina. Esta sin duda, será la mancha social más grande de Biden y su vicepresidenta Harris que es percibida con las manos manchadas de sangre.

 

La personalidad de Kamala tampoco ayudó, una persona no muy lista, elegida así a propósito para no opacar al despistado Biden. No logró conectar con el empoderamiento femenino (porque no coincide con él, porque no es de izquierda), no conectó tampoco con los latinos, ni con los afrodescendientes, más bien demostró mucha torpeza y un raquítico equipo de asesores que le llevaron a la peor votación que haya tenido el partido demócrata en el siglo.

 

Con estos antecedentes estaba claro que ganaría Trump. Los mercados también lo sabían. Los resultados financieros de la jornada previa y posterior a las elecciones eran también esperados. Las bolsas de valores de Europa y Asia cayeron, la de México subió, algunos otros países emergentes tuvieron resultados mixtos, pero ninguna caída representa pérdidas drásticas ni tuvieron que interrumpir operaciones. Las monedas de diferentes países también se depreciaron frente al dólar, el euro no fue la excepción, tampoco el peso mexicano que alcanzó una tasa de 20.70 pesos por dólar.

 

Aunque algunas empresas, de forma precautoria están planeando sus operaciones del siguiente año con un tipo de cambio a 22 pesos por dólar y no falta quien se apresure a comprar dólares especulando que seguirá aumentando, esta estrategia podría ser errónea. Basta con observar la tendencia de los últimos años y que mostramos en la gráfica siguiente.

 

Elaboración propia con datos de Banxico (2018-2024)

 

Nunca como en el sexenio de López Obrador tuvimos un tipo de cambio tan estable, inició el 1º de diciembre de 2018 en $20.45 (línea roja de la gráfica), tuvo variaciones por condiciones externas, como la pandemia, pero se ha mantenido en un nivel de equilibrio. Incluso, las depreciaciones del peso mexicano de estos últimos días están dentro del intervalo esperado, ayer cerró en $20.15, que son 30 centavos por debajo del tipo de cambio de hace 6 años. El peso mexicano cimenta su fortaleza en los fundamentos macroeconómicos, por lo que no hay motivos para suponer una depreciación mayor y, aunque habrá fluctuaciones en el corto plazo, en el largo, se mantendrá en un rango.

 

La política económica de Trump buscará, como lo hizo en 2016, la repatriación de los capitales mediante la reducción de impuestos. Sin embargo, eso tampoco debe de asustarnos, Trump tiene un margen de maniobra reducido, las finanzas de Estados Unidos alcanzarán el techo de deuda en enero y aunque no tendrá problemas en extenderlo (porque tendrá mayoría en el congreso), reducir drásticamente los impuestos es descapitalizar al tesoro. Trump tampoco podrá gravar aranceles de manera generalizada porque hay un TMEC que más que un acuerdo de jure es de facto, hay una simbiosis histórica de necesidad de intercambio comercial entre México y Estados Unidos, gravar con aranceles nuestras exportaciones sería contraproducente para el consumidor norteamericano.

 

Por último, el ambiente bélico de una posible gran guerra también va a influir en la relación que mantenga Trump con América Latina, necesita buscar aliados cercanos y en eso él es un maestro político, seguramente veremos un discurso fuerte, pero en los hechos veremos muchas concesiones a México y Latinoamérica para impedir cualquier coqueteo con Rusia y China. Así que, tranquilidad y confianza en el gobierno de nuestro país que sabrá hacer lo propio.

 

 

*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras

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