El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ha generado incomodidad en el gobierno de la 4T tras el caso del secuestro de Ismael “el Mayo” Zambada. Y es que el gobierno mexicano acusa la intromisión del país de las barras y las estrellas para llevar a cabo la detención del narcotraficante y trasladarlo a suelo estadounidense.
Esto ha provocado que, incluso el diplomático se haya enfrascado en una serie de declaraciones con el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, después de que Ken Salazar aseguró que el gobierno de los Estados Unidos sí ha tenido comunicación con la fiscalía y que existen al menos cinco cartas entre el fiscal de su país, Merrick Garland, y el fiscal mexicano. Sin embargo, el órgano autónomo de México ha señalado que, desde hace más de 10 semanas, ha pedido documentación sobre el caso y no ha habido una respuesta.
Este hecho posiciona al embajador Ken Salazar en un grupo de diplomáticos estadounidenses que también, en su momento, se convirtieron en personajes incómodos para el gobierno mexicano.
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A pocos meses de dejar la Embajada de Estados Unidos en México, Christopher Landau criticó la actitud pasiva del expresidente Andrés Manuel López Obrador frente al crimen organizado y los cárteles, asegurando que los deja actuar porque los considera una distracción de su prioridad, que son los programas sociales. El exembajador, nombrado por Donald Trump, se despidió de suelo mexicano en enero de 2021.
— Christopher Landau (@ChrisLandauUSA) October 26, 2024
Otro caso fue el del exembajador de Estados Unidos Carlos Pascual, quien en el mes de marzo de 2011 renunció al cargo después de 18 meses al frente. El hecho se dio después de que el sitio WikiLeaks divulgara un cable diplomático supuestamente escrito por Pascual, en el que cuestionaba la coordinación de las agencias de seguridad mexicanas para luchar contra el narcotráfico durante el sexenio de Felipe Calderón.
En 2005, el exembajador Tony Garza criticó fuertemente al gobierno encabezado por Vicente Fox sobre las medidas legales que se estaban tomando contra los criminales, así como la falta de seguridad en la frontera. Acusaba que la lucha contra los cárteles de la droga había convertido a las ciudades fronterizas mexicanas en un campo de batalla por el control de las rutas del narcotráfico hacia los Estados Unidos. Asimismo, aseguraba en ese entonces que el cierre de uno de los consulados representaba un castigo para el gobierno mexicano por fallar en el control de una reciente ola de violencia vinculada al narcotráfico.
En el 2000, el exembajador Jeffrey Davidow declaró que, así como Sicilia fue la sede de la Mafia, México era uno de los principales cuarteles del narcotráfico mundial. Ante tal declaración, la clase política, oficialista y opositora, denunció el carácter intervencionista de Davidow y reclamó al gobierno presidido por Ernesto Zedillo una protesta.
Una nota interesante para nuestros amigos ????????: en esa boda estuvimos presentes dos futuros embajadores de ???????? en ????????: entre los invitados estuvo el Embajador Jeffrey Davidow (1998-2002), gran amigo de mi padre (ambos embajadores de ???????? en Venezuela ????????). pic.twitter.com/Bjnj2OX9h4
— Christopher Landau (@ChrisLandauUSA) July 12, 2021
Una de las principales misiones del embajador John Gavin fue someter a México a constantes medidas de presión, con el fin de apartarlo de supuestas tendencias izquierdistas que pudieran manifestarse en caso de un posible colapso económico, en las postrimerías del gobierno de José López Portillo. En los años ochenta, el exembajador provocó una verdadera crisis cuando se reunió con un grupo de integrantes del PAN. El entonces presidente del PRI advirtió que esa reunión era parte de “oscuros cónclaves reaccionarios”, y no faltó quien pidiera que se considerara a Gavin persona non grata y se le expulsara del país.