Revisemos la historia:
Orgullo de la Administración neoliberal del Presidente Ernesto Zedillo, el programa Compranet es el sistema electrónico de adquisiciones del gobierno federal mexicano, desarrollado originalmente en la década de los 90’s, por el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, José Ángel Gurria Treviño y el secretario de Contraloría y Desarrollo Administrativo, Arsenio Farell Cubillas.
Participaron el subsecretario de la entonces llamada SECODAM, Octavio López Presa, y su jefe de unidad Carlos Jaso.
Su principal objetivo fue modernizar y transparentar los procesos de compras y contrataciones del sector público, promoviendo la eficiencia, la competencia justa y la reducción de la corrupción.
Antes de la aparición de dicho sistema los procesos de adquisiciones gubernamentales en México eran altamente burocráticos, lentos y opacos, lo que facilitaba prácticas de corrupción y favoritismo en la asignación de contratos.
Compranet permitió que las licitaciones y compras gubernamentales se gestionaran de forma electrónica, lo que ofreció varios beneficios:
Para empezar, transparencia de los procesos, estimulación de la competencia y la presencia de más actores para participar en las licitaciones, se redujo el tiempo necesario para llevarlas a cabo las licitaciones y contrataciones, haciéndolos más ágiles y efectivos.
El sistema generó un registro histórico de las compras gubernamentales, permitiendo un mejor análisis y planeación de las adquisiciones futuras.
Compranet representó un cambio importante hacia la digitalización de los procesos del gobierno mexicano, que incluyó la firma electrónica y el ensobretado electrónico para prevenir fraudes, mediante la alteración de ofertas, y fue parte de las iniciativas de gobierno electrónico impulsadas en esa época.
Recibió reconocimiento internacional, incluido el Global Bangemann Challenge, por ser un modelo exitoso en la modernización de la gestión pública.
Funcionó con una perfección que alcanzó el 99 por ciento de efectividad durante el último sexenio priísta y el primero de los dos panistas.
Sin embargo, no todo podía ser perfecto…
Apogeo del fraude, con Thalía Lagunes
En el sexenio de Felipe Calderón, siguiendo las políticas de privatización de todos los servicios, incluyendo los desafortunados casos de Enciclomedia, los fallidos proyectos tecnológicos del IMSS y los saqueos en este Instituto con la empresa tecnológica Tata, en donde hasta Xóchitl Gálvez, como subcontratista, resultó salpicada…
… a los grande$ creativo$ de tecnología de la Secretaría de la Función Pública, que encabezaron Salvador Vega Casillas y Rafael Morgan Ríos, así como un oscuro titular de la unidad de Compranet, Javier Dávila Pérez, otorgaron un contrato de outsourcing del Sistema Compranet a una empresa privada llamada Bravo Solutions que, hasta hace dos años, brindó el servicio.
Hasta aquí todo bien, dirían los voceros del neoliberalismo. No obstante, dieron en concesión un sistema de compras que solamente era un remedo del original.
Es decir, permitieron desde entonces, aproximadamente en 2012, a un muy pequeño grupo de funcionarios, en contubernio con empleados de Bravo Solutions --aprovechando “puertas traseras” en el software del nuevo sistema--, lograr ingresos para ellos, mediante la alteración de propuestas técnicas y económicas y, entre otras “linduras”, extracción de documentos. Y tal se mantuvo durante el corrupto sexenio de Enrique Peña.
Ya en el recién finalizado sexenio de López Obrador, esas transas no fueron ajenas a los funcionarios que estuvieron a cargo de las adquisiciones, después de que Raquel Buenrostro dejara la Oficialía Mayor de la SHCP al ser promovida como presidente del SAT.
Originalmente ella fue encargada por AMLO de la compra de los medicamentos… ahora más escasos y muchos más caros por las prácticas corruptas.
Estos funcionarios, encabezados por Thalía Lagunes, llegaron en la 4T a su clímax, especialmente en las licitaciones consolidadas sectoriales para arrendamiento de automóviles, patrullas, ambulancias, etc. y de medicamentos, entre otras muchas más.
Inicialmente, a través de Alberto Olivas, operaron en contubernio con empleados de Bravo Solutions, en lo que en paralelo fueron desarrollando su propia versión de Compranet.
Claro, para qué compartir, si Lagunes y Olivas eran los dueños del circo.
Buenrostro, ahora ya en su nuevo papel de titular de la Secretaria de la Función Pública, mencionó “el chiquero” que encontró en el sistema Compranet, no solamente el de Bravo Systems, también en el remedo de esta falsificación que hicieron los programadores de Alberto Olivas, e hicieron propia su agencia de promoción de contratos.
Bien se sabe de casos en que las ofertas eran alteradas en Ciudad Nezahualcóyotl por los amigos de Olivas, ya responsable de Compranet, sino en la versión que el dirigió que solamente copió las pantallas del sistema de Bravo, y lo reemplazo.
Por supuesto, dejando las “puertas traseras” propias para alterar y permitir que compinches como Carlos Mercado, José Trejo, Reyna Basilio, esta última aun activa en el ISSSTE, le ayudaran a crear ahorros a futuro para esta época de sequías, como ahora, que ya están en la banca.
Todo sucedía ante la mirada pusilánime de Roberto Saucedo, que solamente las veía pasar, pero no se quería meter en problemas con el entonces Presidente López Obrador.
También por omisión, don Roberto, se cometen delitos.
Indicios
Aunque no fue sistémico, el fraudulento Compranet de la Cuarta Transformación también fue utilizado por la ya famosa “quinteta diabólica” del IMSS, bajo las órdenes de Zoé Robledo. De vez en vez, Borsalino González, Eduardo Thomas, Jorge de Anda, Daniel Esteban Ramírez, y Carina Sarmiento acudían a Thalía Lagunes en busca de apoyo para sus transas con la adquisición de insumos médicos. * * * Por hoy es todo. Reconozco que haya leído hasta aquí y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!