Uno de los adornos tradicionales de Halloween son las calabazas. Se han convertido en un símbolo icónico de estas fechas, representando el espíritu de la temporada en todo su espeluznante esplendor. Este gran vegetal redondo y anaranjado se cosecha en algunos municipios del norte de México entrado el otoño y por eso están tan íntimamente asociados con esta celebración.
Pero además de usarse como un elemento de decoración en temporada de Halloween y Día de Muertos, en México se le da un sinfín de usos a este vegetal.
Antes que nada, es de destacar que la calabaza al tirarse a la basura, en su proceso de descomposición, genera metano, un gas de efecto invernadero 20 veces más nocivo que el dióxido de carbono.
Contando con este antecedente, podemos decir que está hortaliza es totalmente comestible, desde las semillas hasta la piel. Se pueden hacer todo tipo de recetas, tanto dulces como saladas, las posibilidades son infinitas. Además, son ricas en vitamina C, A, E y del grupo B. También aportan una buena dosis de potasio, calcio, hierro y magnesio, entre otros minerales.
Uno de los platillos tradicionales en estas festividades es el dulce de calabaza o dulce en tacha. Se cree que este postre se originó en los conventos poblanos durante la época colonial. Las monjas de los conventos utilizaban ingredientes autóctonos, como la calabaza, para preparar exquisitas recetas.
Las pepitas eran muy apreciadas por los aztecas, y los mayas aprovechaban y disfrutaban la fruta completa. Incluso, el pipián es una salsa hecha a base de pepitas de calabaza y es una muestra más de las múltiples formas de aprovechar este vegetal.
Las semillas de calabaza aportan diversos beneficios para la salud, ayudando a mejorar el funcionamiento tanto del cerebro como del corazón, así como favorecer la salud intestinal y disminuir la inflamación en el organismo ocasionada por diversas enfermedades. Pueden consumirse enteras o trituradas, pudiendo ser incorporadas en las ensaladas o en la preparación de algunas comidas.
De igual forma, la crema de calabaza en sus diversas presentaciones, se ha convertido en un clásico de estos meses. Muchos le dan un toque diferente añadiendo una combinación de especias como curry, cúrcuma o comino, entre otras.
El pay de calabaza con leche condensada es perfecto para esta temporada de otoño; sus colores y sabores nos recuerdan los tonos de las hojas que caen de los árboles.
De igual forma, el clima de esta temporada es perfecto para una bebida caliente como el latte de calabaza.
La mermelada de calabaza, naranja y jengibre tiene una mezcla de sabores que nos sacan de lo tradicional y ofrece muchas posibilidades. Ideal para untar en un pan tostado.