Aviones de combate israelíes lanzaron anoche 73 toneladas de bombas sobre un baluarte de Hizbulá en la periferia de Beirut para matar a Hashem Safiedín, presunto sucesor del ya eliminado líder histórico de este movimiento chií, Hasán Nasralá, reportó el sitio web de noticias 'Ynet'.
El ataque sobre el barrio de Dahiya se llevó a cabo poco después de que el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para las comunidades árabes, Avichay Adraee, recomendara a los residentes de la zona trasladarse rápidamente a un lugar seguro si se encontraban cerca de la infraestructura o los activos de Hizbulá.
El diario The New York Times informó que el ataque fue lanzado cuando en un búnker subterráneo se estaba celebrando una reunión de altos rangos de Hizbulá.
Las autoridades israelíes creen que Hashem Safiedín, designado para sustituir al asesinado Hasán Nasralá, pudo haber estado en el búnker atacado, pero aún se desconoce su situación.
El Ejército israelí cruzó a principios de octubre la llamada Línea Azul y sostiene combates puntuales en el sur del territorio libanés con Hizbulá.
Esta organización chií, junto con el movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza, las fuerzas hutíes del movimiento Ansarolá en Yemen y las milicias proiraníes de Irak y Siria, forman parte del llamado 'eje de resistencia' contra el Estado hebreo en Oriente Medio y lleva un año lanzando cohetes a las zonas del norte de Israel.
La incursión terrestre sigue a dos oleadas de detonaciones de dispositivos de control remoto a lo largo del Líbano y una campaña de bombardeos aéreos para descabezar a Hizbulá, cuyo dirigente histórico, Hasán Nasralá, murió en un ataque con bombas antibúnkeres sobre un edificio residencial de Beirut. La capital libanesa no sufría bombardeos israelíes desde la guerra de 2006.
Desde mediados de septiembre, la escalada del conflicto entre Israel e Hizbulá se cobró más de 1.000 vidas y dejó miles de heridos, según los datos oficiales libaneses.
El desplazamiento interno en el Líbano, que la Organización Internacional para las Migraciones estimaba en torno a 346.000 personas a finales de septiembre, se aproximó al millón en un momento de máxima tensión, según el gobierno libanés.