Mientras unos desechan, otros mueren de hambre: la cruda realidad del desperdicio de alimentos

Mientras unos desechan, otros mueren de hambre: la cruda realidad del desperdicio de alimentos

Foto: Freepik

El 29 de septiembre es el Día Internacional de Concienciación sobre el Desperdicio de Alimentos, cuyo objetivo es sensibilizar a la población sobre la importancia de reducir el desperdicio de alimentos y promover prácticas sostenibles en la producción, distribución y consumo de estos.

 

El desperdicio de alimentos es un problema global que afecta a millones de personas y tiene graves consecuencias para el medioambiente, la economía y la sociedad. De acuerdo con el Informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos 2024 del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente, en 2022 se generaron 1,050 millones de toneladas de desperdicios alimentarios, lo que equivale a 132 kilogramos por persona y aproximadamente una quinta parte de todos los alimentos disponibles para el consumo humano. Del total de alimentos desperdiciados en 2022, el 60 % se desechó desde los hogares, el 28 % correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12 % al comercio minorista.

 

Esto, sin duda, resulta alarmante, ya que según el Informe Mundial sobre Crisis Alimentarias, poco más de 280 millones de personas sufrieron hambre aguda en 2023, es decir, más del 20 % de la población en 59 países. En lo que respecta a América Latina, esta situación afecta a cerca de 20 millones de personas en nueve naciones.

 

La Organización de las Naciones Unidas ha declarado que disminuir la pérdida y el desperdicio de alimentos reduce la pobreza, el hambre y ayuda a combatir el cambio climático. Además, señala que los efectos dañinos del cambio climático se reducirían, teniendo en cuenta que el desperdicio alimentario es responsable del 7 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y que casi el 30 % de la tierra agrícola del mundo se utiliza para producir alimentos que nunca serán consumidos.

 

Asimismo, señala que el desperdicio en los comercios minoristas está relacionado con una vida útil limitada, la necesidad de que los productos alimenticios cumplan con normas estéticas en términos de color, forma y tamaño, y la variabilidad de la demanda.

 

Mientras que el desperdicio de alimentos en el hogar se debe a una mala planificación de las compras y las comidas, un exceso de compra influido por porciones y tamaños de envases demasiado grandes, confusión sobre las etiquetas y un almacenamiento inadecuado en el hogar.

 

¿Qué puede hacer una persona común para reducir el desperdicio de alimentos?

 

La Profeco ha emitido una serie de sugerencias para evitar el desperdicio de alimentos en el hogar:

 

  • Revisa lo que tienes en la despensa y en el refrigerador, lleva un inventario y trata de almacenar tus alimentos con el método “Primero en entrar, primero en salir”, de modo que nada se eche a perder ni se malgaste.
  • Toma en cuenta la duración de largo y corto plazo de los alimentos. Los alimentos de largo plazo son aquellos que tienen mucho tiempo de conservación y podrán sustentar tu alimentación en una emergencia. Los alimentos de corto plazo tienen la característica de que no duran tanto en el refrigerador o la despensa, por lo que su rotación es mayor.
  • Ten presente la fecha de caducidad; también puedes llevar una hoja de control y pegarla en un lugar visible. Así, podrás consumir lo que está a punto de caducar y abastecerte nuevamente. De este modo, estarás constantemente rotando tu suministro y evitando el deterioro.
  • Entiende la diferencia entre las fechas del etiquetado. La fecha de “consumo preferente” se refiere a la calidad del alimento; todavía puede ser seguro consumirlo después de esa fecha, mientras que la “fecha de caducidad” indica cuándo ya no es seguro consumir ese alimento. Utiliza primero los alimentos cuya fecha de caducidad esté más próxima.
  • Planifica un menú, de preferencia quincenal. La idea es no comprar demasiados productos, sobre todo perecederos, para evitar que se echen a perder. Al elaborar un menú para 15 días, distribuyes el gasto y disminuyes las visitas al supermercado o mercado público.
  • Convierte la comida sobrante en el almuerzo o la cena del día siguiente. Termina las sobras antes de cocinar algo nuevo: el impulso de preparar algo diferente para cada comida es bastante común.
  • Si ves alguna fruta o verdura con un aspecto un poco “feo”, no quiere decir que ya no sirva. No te dejes influir por las apariencias, sobre todo si tienes la garantía de que no está en mal estado.
  • Si te sobran alimentos y no los vas a consumir, considera la opción de donarlos a vecinos, conocidos, amigos o un banco de alimentos que, por lo regular, aceptan alimentos que puedan garantizar un consumo seguro, es decir, que por su naturaleza, procesado, temperatura de conservación y tipo de envasado se consideran más estables o inalterables. Si el desecho es inminente, puedes hacer una composta.
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