El 23 de septiembre es el Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas. Se instituyó este día como recordatorio global de la necesidad urgente de combatir el tráfico de mujeres, niñas y niños, destacando la importancia de unir esfuerzos en la lucha contra estas prácticas inhumanas. Además, es una fecha que invita a reflexionar sobre uno de los crímenes más atroces que persisten en la sociedad.
De acuerdo con el sitio oficial de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la trata de personas es un delito global que intercambia a personas de todos los géneros, edades y procedencias y las explotan por lucro. Si bien la forma más conocida de trata de personas es la explotación sexual, cientos de miles de víctimas también son objeto de trata con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos.
La trata de personas constituye graves violaciones a los derechos humanos fundamentales. No solo son manifestaciones extremas de violencia de género, sino que también implican la discriminación y el avasallamiento de la dignidad humana. Las víctimas de estos delitos son reducidas a meras mercancías, privadas de su autonomía y tratadas como objetos por redes criminales que lucran con su sufrimiento.
Dentro de las formas más comunes en que los delincuentes reclutan personas para este está el engaño, porque los traficantes prometen falsas oportunidades de empleo, educación o viajes para atraer a las víctimas. También ejercen la coerción, es decir, utilizan la violencia, la intimidación o la manipulación emocional para controlar a sus posibles víctimas.
La migración también es identificada como una situación de riesgo, si bien por lo general los migrantes irregulares emprenden el viaje de forma voluntaria, con frecuencia se exponen a riesgos importantes, como el de caer víctimas de trata, ser secuestrados o morir durante el viaje a sus lugares de destino.
Los videojuegos son otro factor aprovechado para captar a niñas, niños y adolescentes por parte de ciberdelincuentes que, con perfiles falsos, buscan establecer relaciones de amistad y sentimental, obtener fotos o videos de índole sexual o convencer a las víctimas a abandonar sus hogares.
De igual manera, los delincuentes han utilizado las redes sociales, ya que estos medios facilitan captar a personas mediante el contacto directo, acceso a información personal, fotografías y vínculo social con sus víctimas. Aceptar amistades desconocidas, subir fotografías en todo momento o lugar, publicar ubicaciones, exponer problemas familiares o estados de ánimo parecen acciones inofensivas, pero se convierten en armas principales de estas bandas para medir su nivel de vulnerabilidad y poder abordar a sus víctimas.
El amor es otro de los ganchos más usados por los tratantes de personas, pues muchas mujeres son engañadas para después ser explotadas sexual o laboralmente.
El secuestro es otra de las formas más comunes que utilizan los delincuentes para captar personas. Ya sea de manera individual o en redes, los reclutadores utilizan el rapto para traficar con las personas a través de fronteras internacionales y explotarlas.