Fue en el 2001 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) dictó que cada 21 de septiembre se celebre el Día Internacional de la Paz, una efeméride dedicada al fortalecimiento de los ideales de paz en el mundo. A más de 20 años de tal fecha, la realidad es que hoy en día el planeta está lejos de tener un entorno real de paz, esto gracias a los incesantes conflictos armados y políticos.
Con el fin de exaltar la importancia de la paz, la ONU constantemente llama para que los países de todo el mundo tomen medidas que garanticen entornos pacíficos con otras naciones y entre sus propios habitantes. Pese a la conmemoración de hace 23 años, en el contexto mundial actual, la paz mundial enfrenta desafíos por los múltiples conflictos, tensiones geopolíticas y crisis humanitarias.
En distintas partes del mundo se escucha sobre bombardeos, guerras, conflictos sociales y políticos, así como división entre la población de un país. En el caso de México, desde hace años se viven momentos críticos, ya que cada día se vive más inseguridad y el crimen organizado toma más control de algunos territorios del país, lo que aleja el ideal de paz para la gente.
Paz mundial, lejos de ser una realidad
Se sabe que en todo el mundo hay al menos 56 conflictos armados, algunos de reciente estallido, como la invasión de Rusia a Ucrania que data de febrero del 2022, y otros más añejos, como la guerra en Gaza de hace más de 70 años. En todos estos, se calcula que hay 92 países involucrados directa o indirectamente, según el Índice de Paz Global del Instituto para la Economía y la Paz.
Dicha medición solamente aplica para las naciones que están abiertamente en una guerra, pero también se toman en cuenta otras que están en “conflictos menores”, que en esencia también aumentan la probabilidad de que detonen guerras más grandes. Por ejemplo, en 2019 los sucesos de Ucrania y Gaza eran considerados “menores”, pero hoy en día son conflictos de mayor magnitud.
Los conflictos armados llevaron a que tan sólo el año pasado, puntualmente por los escenarios de Gaza y Ucrania, al menos 162,000 personas perdieran la vida, siendo la segunda cifra más grande en los últimos 30 años. Además, 110 millones de personas son refugiadas o desplazadas a otros países o dentro de su territorio por los hechos violentos que los rodean.
Por si fuera poco, en todo el mundo se da un proceso de militarización, pues hay 108 países que apuestan más por modelos militares como primera defensa, por lo que cada año gastan más en fortalecer a sus fuerzas armadas que en atender otro tipo de conflictos internos que son los detonantes de la violencia.
Es por esto que en dicho índice se señala que actualmente el planeta atraviesa por sus niveles más bajos de paz en los últimos 16 años, con una tendencia cada vez menor en los últimos cinco años. Lo anterior se resume en que las guerras en todo el mundo aumentan y 97 países empeoraron sus condiciones de paz, haciendo que la violencia se vuelva una constante cada vez más difícil de erradicar.
El caso de México en particular no es distinto, ya que en los últimos 20 años la situación no hay hecho más que empeorar con aumentos constantes de violencia, inseguridad y crecimiento del crimen organizado. La llamada “guerra contra el narcotráfico” no es un conflicto armado como los que ocurren en otras partes del mundo, sino que es un asunto interno derivado de la venta de drogas ilícitas.
A raíz de esta “guerra” en 2006, cada año se viven periodos más violentos en el país, algo que escala con cada cambio de gobierno y que da pie a otros problemas como lo es la militarización. En la lucha contra el crimen organizado, los últimos gobiernos han optado por combatir al crimen organizado, que ya no se limita sólo al tráfico de drogas, con el uso de las fuerzas armadas.
Lo anterior trajo como consecuencia un aumento significativo en la violencia en prácticamente todo el territorio nacional, donde suben los homicidios, la violencia en contra de las mujeres y la desaparición de personas. Tan sólo la administración que va de salida terminará con un registro histórico cercano a los 200,000 homicidios dolosos, y en desapariciones hay más de 50,000 personas no localizadas.
Otros momentos igual de críticos
Si bien estos son momentos de apremio donde el mundo está lejos de los ideales de pacificación, no es la primera ocasión que se viven contextos similares. Por ejemplo, las dos guerras mundiales del siglo XX fueron los conflictos más devastadores en la historia de la humanidad, muchos más que los conflictos más recientes.
La Primera Guerra Mundial se desarrolló de 1914 a 1918 y dejó un saldo estimado de 23 millones de personas muertas entre militares y civiles. La segunda, que ocurrió de 1939 a 1945, dejó muchas más muertes, cerca de 40 millones de civiles y otros 20 millones de militares. En ambos casos se suman las notorias tensiones políticas y sociales que se vivieron en todo el mundo, sumado a la devastación de países enteros que quedaron en las ruinas.
También están otros casos como el genocidio en Ruanda en 1994, en el que se cree que murieron más de 800,000 personas, principalmente de la población tutsi y los hutus, que eran los perpetradores del genocidio y se opusieron a las masacres y la limpieza étnica.