Televisa le está haciendo el gran favor a AMLO y a la Cuarta Transformación.
Como buenos “soldados del presidente” –Emilio “El Tigre” Azcárraga dixit-- mantienen entretenidas, distraídas, enajenadas a las grandes mayorías del país con un reality show en el que una docena de discutidas personalidades son expulsadas cada cierto tiempo.
De acuerdo con un comunicado difundido por la televisora, tan solo en la gala de expulsión del domingo 11 de agosto, cuando resultó eliminado Luis “Potro” Caballero, se registraron más de 35 millones de votos. Más de los que obtuvo Claudia Sheinbaum en las elecciones del 2 de junio.
Esos 35 millones de votantes ¿serán los mismos a quienes les valen madres la Reforma Judicial y sus consecuencias económicas y democráticas?
¿Entre esos 35 millones de votantes van a estar los primeros que pierdan empleos cuando las factorías emprendan la huida de un país de famosos, pero sin estado de Derecho…?
¿Son esos 35 millones los mismos electores de Morena quienes más entretenidos están con este espectáculo televisivo? Muy probablemente sí.
Porque recuérdese lo que en 1993 dijo el ya citado “Tigre”: “México es un país de una clase modesta muy jodida… que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil. La clase media, la media baja, la media alta. Los ricos como yo no somos clientes, porque los ricos no compramos ni madres”.
Televisión, pues, para “primero los pobres” … en un país donde mundialmente somos famosos ¡por pendejos!
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A Lenia Batres y a sus comadres Loretta Ortiz y Yazmín Esquivel les salió lo rijosas.
No llegaron al extremo de “la ministra del pueblo” en aquel video tomado en la vecindad en la que habitaba y donde, supuestamente, debía varios meses de renta, de insultar a los otros ocho ministros que conforman el pleno de la SCJN, pero poco faltó para que pusieran en blanco y negro aquellas palabras viralizadas:
“¡Deja ya a esta! ¡Deja ya a esta hija de su putísima madre! ¡Ya! ¡Por lo que más quieras! ¡Vente! ¡Vente!”, dice a su hijo luego de que el joven veinteañero dice a la vecina que estuvo regando sus macetitas.
Pleito de patio de vecindad.
Y en ese patio quieren convertir a la Corte las tres ministras cercanas a AMLO al amenazar, por fortuna no con el léxico de la señora Batres, a sus compañeros con demandarlos penalmente, tan solo porque se solidarizaron con los trabajadores que protestan en contra de la Reforma Judicial.
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Una forma que tiene “el pueblo bueno y sabio” de cobrar venganza en contra de sus presidentes es motejándolos con apodos.
Arturo Ríos Ruiz lo sintetiza:
“A Gustavo Díaz Ordaz con sus motes de ‘Tribilín’, ‘Chango’ y otros más. Al último porque en un periódico, a la fotografía de un simio le pusieron al pie de foto el nombre del mandatario y a la de él la noria que el Momo llegaba a Chapultepec. Un error del revisor que le costó que cerraran el medio por varios años.
“Luis Echeverría, fue apodado ‘El Pelón Consuelas’; José López Portillo era ‘El Jefe Cejas’ o ‘Jolopo’; Miguel de la Madrid ‘El Gris Rata’; Carlos Salinas ‘El Chupacabras’ y Ernesto Zedillo Ponce de León, ‘Pedillo’ porque salió sin querer. A Felipe Calderón ‘Felipe Calderas’ como lo nombró ‘Brozo’ o ‘El Pelele’, según López Obrador.
“A Vicente Fox, AMLO lo bautizó como ‘Chachalaca’ en la campaña presidencial de 2006. A Enrique Peña Nieto ‘Peña Bebé’ y los youtubers le nombraron ‘Lord Peña’, como a quienes califican por escandalosos callejeros. ‘Lords’ o ‘Ladys’.
Al actual presidente, primero ‘El Peje’ como jefe del Gobierno de la Ciudad, cuando hizo alusión al pez de su tierra, pejelagarto; como mandatario se le cambió a ‘El Cacas’, al mencionar a los corruptos y exclamó: “¡Fuchi caca! Y con ello no se escapó.”
López Obrador, quien es bueno para poner apodos como se ha visto, llamó “Corcholata” a Claudia Sheinbaum…
… pero el pueblo ya corrigió y la empiezan a llamar “Presirvienta”.
¿Por qué será?
@AndySKBrown1