Un estudio publicado en el Australian & New Zealand Journal of Psychiatry determinó que el uso de cigarrillos electrónicos aumenta al doble las probabilidades de sufrir síntomas depresivos severos. De acuerdo con la investigación, el uso generalizado de estos dispositivos es común entre las personas con problemas de salud mental, como los síntomas depresivos graves, estrés moderado a alto y el bajo bienestar.
Según el último informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el 11.5 % de los adultos fuma cigarrillos normales, el 4.2 % de los adultos fuma cigarros electrónicos y más del 50 % de estos tiene entre 18 y 24 años, convirtiéndose en el producto de tabaco más consumido entre los jóvenes desde 2014.
El estudio tomó en cuenta a más de 5,000 estudiantes de séptimo y octavo año de 40 escuelas diferentes de Nueva Gales del Sur, Queensland y Australia Occidental. De los 5,157 estudiantes involucrados, 8.3 % de ellos afirmó haber fumado en cigarro electrónico últimamente. De los estudiantes que reportaron sufrir de estrés moderado, 74 % informó haber fumado cigarrillo electrónico, y 64 % entre los que tenían un nivel alto de estrés.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que estos dispositivos no sirven para dejar la adicción a la nicotina, subrayando que quien lo use, tiene el doble de posibilidades de fumar tabaco más tarde en su vida.
El médico siquiatra y neurólogo, Enrique De Rosa Alabaster, indicó que es importante saber diferenciar entre el cigarro electrónico, el cigarrillo tradicional y el vapeo, puesto que no son lo mismo. Refiriendo a que en el vapeo se pueden consumir diferentes sustancias, entre ellas la marihuana, similar al dispositivo árabe para fumar llamado “narguile”.
“Por otro lado, hay otra cuestión que es imaginar que el vapeo es seguro. Yo diferenciaría un impacto entre funciones mentales o ligadas a consecuencias sicológicas o consecuencias físicas. Entre estas últimas, el vapeo puede funcionar a semejanza de una ‘jarra loca’ en la que se ponga prácticamente cualquier cosa, y como adquiere esa narrativa de ‘lo natural’, cosa que en ciertos grupos impacta, se le puede poner desde una hoja de eucalipto hasta cualquier otra cosa, porque ‘es solamente humito y es vegetal’. Esto presenta entonces el problema de que con el vapeo no se sabe qué se está consumiendo, mientras que en el cigarrillo electrónico, mal o bien, hay que comprar un producto específico”, precisó Alabaster.
De acuerdo con Guadalupe Ponciano Rodríguez, directora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), todas las drogas provocan cierto tipo de dependencia, esto debido a que el organismo se acostumbra a los efectos que le produce el consumo. El fumador detecta una serie de síntomas generados al inhalar y su organismo se acostumbra al efecto estimulante, además de que actúa en el nivel de recompensa del cerebro, por lo que hace sentir mejor al individuo sin importar la situación en la que esté.
Finalmente, el estudio señala que las principales complicaciones de quienes consumen cigarros electrónicos con habitualidad, destacan la adicción, la ansiedad y depresión, neuroinflamación, impotencia, insomnio, bronquitis crónica, daño en los pulmones, riesgo de explosión de baterías e intoxicación.