Televisión misógina, una tendencia arraigada que se resiste a desaparecer

Televisión misógina, una tendencia arraigada que se resiste a desaparecer

Foto: FreePik

Los comentarios misóginos en el programa "La Casa de los Famosos" han generado controversia y críticas. El participante Adrián Marcelo ha sido acusado de hacer comentarios ofensivos y despectivos hacia las mujeres en el programa, por lo que han sido calificados como misóginos y violentos y han generado una gran reacción en las redes sociales y entre los televidentes

 

Sin embargo, la televisión y en general la cultura visual representan a la mujer desde la sexualidad. A partir de esa representación social, el cuerpo femenino es controlado y canonizado. A la mujer la convierten en sede del sexo y del deseo masculino y, de estos casos, se pueden citar muchos ejemplos en los que las mujeres ha sido utilizadas como objetos sexuales o presas de comentarios misóginos en programas de televisión.

 

Paco Stanley fue uno de los conductores más queridos de la televisión y sus múltiples programas se convirtieron en los de mayor audiencia. La simpatía y las ocurrencias del conductor al lado de Mario Bezares, quien, casualmente también está dentro de “La Casa de los Famosos”, eran del gusto del público. Su tradicional grito "Chicas del coro" se convirtió en una frase que se escuchaba en todas partes. Sin embargo, también era algo muy común que se hiciera acompañar por un grupo de jóvenes mujeres, quienes "cumplían" los caprichos del conductor ante la vista de los televidentes. Besos, piropos y acosos eran el pan de cada día, provocando la alegría del público y sin el más mínimo acto de desapruebo.

 

 

Otro programa que utilizó a la mujer como objeto sexual fue el famoso personaje de Víctor Trujillo, el payaso “Brozo”. Desde la "Nacha Plus", pasando por "la Secretaria", "la Becaria" y "la Reata"; fueron los símbolos que cosificaron el cuerpo femenino en televisión nacional, lo que se convirtió en un hecho agraciado. Es así como Trujillo observó el terreno fértil y construyó su fama, basado en el estándar machista y misógino que ya existía. En su carrera no vimos resistencia de ningún directivo para poner su programa al aire, nadie vio ningún problema con sobajar o denigrar a una mujer. Es el estándar normal en el que vivíamos, la zona de confort donde el silencio es la comodidad.

 

Que decir de la "chica del clima", Yanet García, que trabajó en el programa matutino "Hoy", precisamente dando el pronóstico del tiempo. Saliendo a cuadro en minivestidos sumamente ajustados que desviaban la atención del televidente. Los silbidos se hacían presentes cada vez que aparecía en la pantalla, que en ocasiones provocaban que la chica cometiera errores al aire.

 

 

Y qué decir de la marcada desigualdad de género y sexismo en las telenovelas. En ellas se presenta la imagen estereotipada de hermosas mujeres blancas, altas, delgadas, con reducidas cinturas, esculturales caderas y pechos voluptuosos. Las telenovelas están construidas sobre patrones que reproducen conductas machistas, sexistas, clasistas y patriarcales, y promueven modos de masculinidad y feminidad preestablecidos: el hombre adquiere el rol del macho activo, fuerte y conquistador, frente a la pasividad de la mujer, su belleza, bondad, o bien frente a la figura negativa de la mujer fatal, independiente, malvada, seductora.

 

Formatos tan populares como los talk shows muestran a mujeres que cuentan su experiencia, pero, por otra parte, se ejerce una violencia disimulada al presentar, en diversos formatos, pautas y modelos orientados a que las mujeres busquen ser más bellas, más atractivas, acordes al culto del cuerpo de nuestra cultura.

 

En la actualidad hay muchos programas de televisión y anuncios publicitarios, en los cuales las mujeres siguen siendo retratadas de manera estereotipada y objetificada. A menudo se las muestra en papeles que enfatizan su apariencia física y sexualidad, en lugar de mostrarlas como personas con agencia y complejidad.

 

No obstante, el pensar del espectador ha cambiado en la actualidad. Las conductas machistas, aunque aún presentes y arraigadas en producciones televisivas, son identificadas y condenadas por gran parte de las masas, quienes ahora usan “la cancelación” como una forma de protesta y rechazo. Es un hecho que programas como “Pácatelas”, en nuestros días no tendrían el éxito del que gozaron hace décadas, precisamente, por su contenido misógino y lleno de acoso.

 

Ejemplos como el de Adrián Marcelo nos muestran que, pese a que la misoginia en la televisión persiste, las nuevas generaciones están optando por alzar la voz, repudiar y evidenciar este tipo de conductas, las cuales, contradictoriamente, logran generar interés y puntos de rating para el popular programa, lo resulta benéfico para las televisoras.

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