Durante este gobierno, Palacio Nacional se convirtió en un territorio vedado. Imposible para mexicanos y turistas extranjeros admirar los murales y los salones que en otros sexenios sí estaban abiertos.
Paulatinamente se fueron colocando estructuras metálicas en las banquetas para impedir que alguien pudiera acercarse siquiera.
Ni se diga cuando se anunciaban marchas o manifestaciones, pues inmediatamente se mandaban a colocar las enormes planchas de acero que circundaban al viejo edificio virreinal.
El miedo de López Obrador manifiesto en metales.
Y nuevamente, ahora con motivo del --¡por fin!-- último informe de gobierno de usted ya sabe quién, frente a Palacio Nacional se ha colocado un templete y varias estructuras metálicas resguardadas por dos hileras de vallas metálicas de aproximadamente un metro de altura.
¡Sólo les falta el foso de los cocodrilos!
¿O será que esas vallas se colocaron para que no se escapen los lagartos y lagartonas que asistirán a la ceremonia dominical?
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¡Qué pena! ¡Qué lastima dan Mónica Soto y los Felipes que la acompañan!
¡Pobrecitos! ¡Los presionaron para que no fallaran a favor de la abrumadora sobrerrepresentación de Morena en la Cámara Baja!
Hay que admirarles su valentía.
Superaron con bravura esas presiones. Incluso las burdas, las más rudas. Las de “los oligarcas corruptos”, de los medios de comunicación y “hasta de gobiernos extranjeros”.
Y le cumplieron a López Obrador, el jefe de Claudia Sheinbaum.
También de ellos, pues evidenciaron estar bajo sus órdenes.
¡Cumplieron, pese a todo!
Pero ¡pobrecitos! ¡Dan pena! ¡Dan lástima!
¿Cómo se atreven a presionarlos presentando recursos legales que debieron atender y no hicieron?
Pero no se quejen mucho. Van a seguir mamando del presupuesto hasta 2027.
Son las 30 monedas que recibieron.
¡Disfrútenlas!
Sin lloriquear…
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Nunca le falta a AMLO una víctima sobre la cual descargar sus frustraciones y su ira.
El turno fue ayer para los catedráticos de la Facultad de Derecho de nuestra Máxima Casa de Estudios, luego de que centenares de alumnos y profesores de esa institución universitaria marcharan en apoyo a los trabajadores y juzgadores que, con buenas razones, se oponen a la caprichosa y hasta cómica –por aquello de las tómbolas-- Reforma Judicial.
Y en ese tenor, acusó a los maestros de esa Facultad de engañar a sus jóvenes estudiantes, como si estos mismos jóvenes no supieran leer o fueran manipulables.
Y no me lo va a creer, pero después del regaño de AMLO a los catedráticos, Claudia Sheinbaum aconsejó a los jóvenes de leer bien el contenido del dictamen de la reforma constitucional referida.
El clásico “lo que hace la mano, hace la tras”.
@AndySKBrown1