El uso de productos menstruales es una parte esencial de la vida de millones de mujeres en todo el mundo, sin embargo, recientes investigaciones revelaron que estos artículos podrían estar contaminados con sustancias químicas y metales tóxicos. A medida aumenta las preocupaciones sobre los posibles riesgos para la salud asociados con el uso prolongado de tampones, toallas sanitarias y otros productos de higiene femenina, es fundamental informarse sobre los componentes y los efectos en la salud.
A lo largo de la vida, una mujer puede utilizar aproximadamente 11 mil tampones, toallas sanitarias y protectores diarios. Estos productos, comúnmente elaborados con algodón, rayón, viscosa o poliéster, se convirtieron en un elemento indispensable para millones de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, recientes estudios revelaron que podrían contener sustancias potencialmente dañinas para la salud.
Según un estudio publicado en la revista Current Environmental Health Report, los tampones y otros productos de higiene menstrual pueden contener compuestos químicos como las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), así como ftalatos y compuestos orgánicos volátiles. Estos compuestos pueden alterar el sistema endocrino, responsable de regular el desarrollo sexual, el metabolismo y otras funciones vitales del cuerpo.
Dichos hallazgos generaron una creciente preocupación acerca de los riesgos a largo plazo para la salud asociados con el uso de estos productos. Además, un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Berkeley, encontró la presencia de 16 metales tóxicos en tampones, incluidos plomo, cadmio y arsénico. Aunque no se determinó si estos metales pueden filtrarse al cuerpo a través del uso de tampones, su presencia es alarmante.
No obstante, los efectos negativos de los metales tóxicos sobre la salud aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades como demencia, infertilidad, diabetes y varios tipos de cáncer. También pueden dañar órganos vitales como el hígado, los riñones, el cerebro y afectar los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino.
La autora principal del estudio, Kathrin Schilling, profesora adjunta de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Columbia, Nueva York, destacó la falta de información concluyente sobre los efectos de estos metales en la salud. Asimismo, el tejido vaginal, al ser más permeable que otras partes del cuerpo, podría estar expuesto a un mayor riesgo si los estudios futuros demuestran filtración al organismo.
Dado que los productos menstruales están en contacto con una parte tan sensible y absorbente del cuerpo durante muchos años, la posibilidad de exposición a metales tóxicos es una preocupación. En este contexto, es importante las mujeres se informen sobre los riesgos potenciales de los productos a utilizar. Por su parte, Paola Acuña, Brand Manager de ProFemme, una marca de copas menstruales, destacó la importancia de utilizar productos seguros y libres de sustancias tóxicas.
Las copas menstruales de ProFemme están hechas de elastómero termoplástico (TPE), un material de grado médico flexible y 100% reciclable y no contiene ingredientes de origen animal, látex ni PVC. Este material es seguro para el contacto directo con la sangre y no provoca irritación, convirtiéndola en una alternativa saludable y consciente para la menstruación. (NotiPress)