El día de ayer el INEGI publicó los datos económicos correspondientes al segundo trimestre del año, con lo que se tienen los resultados del primer semestre, como lo adelantábamos la semana pasada, la economía mexicana está creciendo más lento. ¿Qué pasa y qué hacer?
Los datos del primer semestre del año mostraron que el Producto Interno Bruto (PIB) creció 1% durante el segundo trimestre, por lo que a tasa anualizada el crecimiento del PIB del primer semestre es de 1.4% lo que significa una ralentización de la economía con respecto al ritmo que observado en los tres años anteriores. Desde 2021, la economía mexicana tuvo un desempeño superior al de sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá, incluso mayor al del grupo de los 7 países más ricos (G7), sin embargo, parece que esa racha concluyó y la tendencia podría revertirse.
Por sector económico observamos que las actividades primarias tuvieron una contracción del 2.3%, la industria apenas subió 1% y las actividades terciarias -que siguen impulsando la economía- crecieron 1.9%. Hay dos motivos principales que están afectando la economía mexicana: primero, la demanda de Estados Unidos disminuyó y posiblemente seguirá cayendo, nuestro vecino se aproxima a una recesión, así lo hacen ver algunos indicadores que consideramos adelantados: el empleo y el crédito (la demanda de dinero) están cayendo drásticamente. El segundo motivo lo explicamos la semana pasada pero hoy tenemos los datos del INEGI que fortalecerían el diagnóstico: una posible enfermedad holandesa.
Dijimos la semana pasada que cuando un país experimenta un crecimiento disruptivo y repentino, podría tener como consecuencia un desequilibrio en la balanza comercial lo que deriva en un decrecimiento. Es paradójico, un país que de repente crece mucho por el mismo efecto decrecerá. Esto le ocurre a México. En el actual sexenio aumentó la demanda agregada a partir de una expansión del gasto público y el consumo de las familias gracias a los aumentos salariales extraordinarios, las transferencias por los programas sociales y la inversión en obra pública (trenes, aeropuertos, refinerías). La economía se fortaleció y también se fortaleció la moneda, nunca desde que el peso está en libre flotación, se había revaluado con respecto al dólar, este “super peso” es histórico.
Sin embargo, una moneda demasiado fuerte tiene también efectos negativos. Cuando el poder adquisitivo de la moneda de un país aumenta, los habitantes de ese país tienden a hacer más compras al extranjero (importaciones), en contraste, los extranjeros dejan de comprarles (exportaciones) porque sus productos se vuelven relativamente más caros. Entonces, en el país salen más divisas de las que entran y el saldo de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) se vuelve deficitario. Por ejemplo, un turista americano que antes recibía 20 o 21 pesos por cada dólar, ahora recibe sólo 15 o 16 pesos y ve encarecido el destino con respecto a otros con monedas depreciadas como República Dominicana.
Con los datos desagregados del PIB (ver gráfica), observamos que del sector primario, la actividad que más cayó fue la minería (cuyo principal destino es la exportación); del sector secundario, las que más cayeron fueron textiles y calzado (cuyos productos se hicieron más caros con respecto a productos de importación, principalmente de China), además de los subsectores de la metalmecánica que provee a la industria automotriz y que también se orienta a la exportación. Por su parte en el sector terciario la mayor caída (que además es la mayor de todo el PIB) fue para el turismo que incluye el alojamiento temporal, alimentos y bebidas preparadas, así como esparcimiento. Todo esto está relacionado con el “super peso”.
Elaboración propia con datos de INEGI, 2024
Por su parte los sectores que más crecieron se orientan al consumo interno, que son importantes y que gracias a ello no tuvimos resultados negativos, pero no fueron suficientes para mantener el ritmo de crecimiento del año pasado. Entre ellos destacan la construcción y los servicios profesionales, científicos y tecnológicos.
Eventualmente el tipo de cambio debería corregirse en el mercado (por sí solo) para ajustarse a la caída de la demanda internacional y volver a hacer competitivas las exportaciones. Esto lo hemos observado en los últimos días, el peso mexicano se ha depreciado entre un 5 y 8% y aunque algunos lo informaron como algo negativo, en realidad por ahora es positivo.
¿Qué se debería hacer para evitar la enfermedad holandesa? Aunque la semana pasada dimos una respuesta parcial, ahora que hemos identificado los sectores en decrecimiento es posible proponer acciones concretas. Por ejemplo, es importante proteger la industria textil y del calzado, así como la automotriz. Hay un boom de productos chinos que están llegando con bajísimos precios y con una calidad mejorada que los hace atractivos al consumidor, imponer aranceles mientras mejora la productividad interna podría ser una medida. Por otro lado, fomentar el turismo a partir de nichos específicos detendría la caída del sector. Así es la economía.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos