En 2018, los pingüinos Sphen y su pareja Magic fueron tendencia mundial al convertirse en padres de una cría que ellos mismos incubaron en el acuario SEA Life de la ciudad australiana de Sídney. El caso de estos animalitos dio la vuelta al mundo, ya que ambos pingüinos son machos. Hoy, nuevamente son noticia, ya que se dio a conocer que Sphen ha muerto a los 11 años.
Sin embargo, los pingüinos del Acuario de Sídney no son los únicos que se han enamorado. En 2009, Z y Vielpunkt, ambos machos, adoptaron una cría de una pareja heterosexual en el zoológico de Berlín. Asimismo, Roy y Silo, también machos, lograron criar a un polluelo juntos después de que los trabajadores del zoológico de Nueva York les dieran un huevo al verlos tratando de aparearse. De este huevo nació Tango, una hembra que se unió a otra hembra.
Fernando y Carlos, una pareja de flamencos de Gran Bretaña, adoptaron en 2007 una cría abandonada, convirtiéndose felizmente en padres. También está el caso de Dashlik y Yehude, dos buitres macho del zoológico público de Jerusalén que cumplieron el papel de padres adoptivos de una cría artificial, entre otros.
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Ante estos comportamientos, surge el cuestionamiento: ¿Existe la homosexualidad en el reino animal?
La homosexualidad en el reino animal es un tema que ha sido estudiado y observado en varias especies. Aunque la homosexualidad, como la conocemos en los seres humanos, puede no ser exactamente igual en otros animales, hay comportamientos y prácticas que se pueden considerar similares o análogos.
Es importante tener en cuenta que estos comportamientos no necesariamente implican la presencia de una orientación sexual como la que se entiende en los seres humanos. En el reino animal, el comportamiento sexual puede estar influenciado por factores como la dominancia social, la selección de pareja y la reproducción.
Un estudio llevado a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre la evolución del comportamiento homosexual en mamíferos concluyó que esta conducta se da con más frecuencia en aquellas especies que interactúan dentro de un mismo grupo. Los resultados sugieren que el comportamiento sexual entre individuos del mismo grupo, prevalente en el caso de los primates, juega un papel importante en establecer y mantener sus vínculos.
El estudio ha detectado una asociación significativa a nivel de especie entre la ocurrencia de comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo y el comportamiento social, tanto en machos como en hembras, siendo las especies sociales las que tienen mayor probabilidad de exhibir este tipo de interacciones. Estos resultados apoyan la hipótesis de que esta conducta sexual se ha visto favorecida evolutivamente como una forma de establecer, mantener y reforzar relaciones sociales que pueden aumentar los vínculos y la alianza entre miembros de un mismo grupo.
Este análisis comparativo filogenético también halló una relación entre esta conducta sexual y la violencia intrasexual, pero solo en el caso de los machos. Las especies cuyos machos son más violentos tienen mayor probabilidad de que dichos machos exhiban este comportamiento sexual en algún momento de su vida. El estudio sugiere, por tanto, que el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo exhibido por mamíferos no humanos es una adaptación que desempeña un papel importante en el mantenimiento de las relaciones sociales en ambos sexos y la mitigación de los conflictos, principalmente entre machos.
Es importante señalar que los resultados del estudio no deben utilizarse para explicar la evolución de la orientación sexual en los seres humanos. Esto se debe a que el estudio se centró en el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo, definido como cortejo a corto plazo o interacciones de apareamiento, en lugar de como una preferencia sexual más permanente.