En México, el principal tema de discusión en el ámbito político durante los últimos días ha sido la reforma al Poder Judicial de la Federación (PJF), pues con el paso del tiempo su aprobación parece inminente. En ese sentido, la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, insinuó una posible intervención para frenar la reforma judicial del presidente.
Debido a la actuación de diferentes naciones, recientemente el intervencionismo ha sido un tema de discusión y que causa revuelo en la población, aunque no siempre se tiene pleno conocimiento de a qué se refiere dicha palabra. Esta tiene qué ver con un estado interviniendo en sus propios asuntos internos, o lo más comentado, la intervención en asuntos internacionales para beneficio de una nación.
¿A qué se refiere el intervencionismo?
En términos generales, el concepto se refiere a las acciones que toma un estado o una organización para influir, intervenir o manipular los asuntos internos de un país, ya sea el propio o en una nación extranjera. Por lo general, la intervención se hace en momentos de crisis o de conflicto, y tiene como objetivo restablecer la paz, el orden social y proteger a la población más vulnerable.
Se suele ver a través de diferentes maneras, tales como acciones diplomáticas y políticas, con medidas económicas, en misiones humanitarias y, en casos más puntuales, se recurre al uso de las fuerzas militares para tener un mayor impacto. Por lo general la intervención es un instrumento criticado por las consecuencias que deja en el país que la sufre, aunque se justifica con la situación previa a ser intervenido.
Las razones que llevan a una intervención pueden ser variadas, pues a menudo se hace bajo el argumento de ver por el bien común, pero detrás hay otras motivaciones. Algunos países intervienen con el objetivo de cuidar sus intereses políticos, de seguridad y económicos, o bien, para instaurar un cambio en la forma de organización de otra nación, algo que se ve más con los países comunistas o socialistas que han sido el blanco de naciones capitalistas.
Tiene diferentes definiciones dependiendo el contexto en el que se use, pues tiene implicaciones distintas. Por ejemplo, en la economía se refiere al ideal del estado de intervenir en temas que le competen a los actores económicos, a fin de regular el flujo o el crecimiento de la economía, redistribuir la riqueza, otorgar ayudas financieras o, en el caso de intervenir en países extranjeros, hacer que todos se sometan al mismo modelo económico.
El intervencionismo económico se ve en la práctica con bloqueos comerciales y financieros, manipulación de mercados, sanciones económicas o coerción por parte de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial. Dichas medidas se implementan para obligar a un país a que ceda a las presiones de otro o para que se alinee al modelo económico hegemónico.
Por su parte, el político se da cuando un país trata de influir en el sistema político de otro, al mismo tiempo que intenta ser parte de la toma de decisiones que son de índole nacional. Esto se ve con el financiamiento y respaldo a organizaciones y partidos políticos opuestos al régimen gobernante, o mediante el impulso a ciertas políticas públicas que, lejos de beneficiar a la población local, sirven para los intereses de una nación extranjera.
También está el intervencionismo militar, en el que un estado auspicia la entrada de fuerzas militares al territorio de otro país bajo la premisa de derrocar a un gobernante, combatir a otras fuerzas armadas, como lo son grupos terroristas. Este tipo de acciones han servido para que países mantengan doblegados a otros, o bien, para lograr la instalación de regímenes dictatoriales acorde a sus ideales.
Las consecuencias pueden ser varias y en diferentes sentidos, toda vez que mientras en unos países esto lleva desarrollo, estabilidad económica y seguridad, en otros el resultado es vivir en constantes conflictos y guerras sin fin, o con inestabilidad, falta de gobernanza y pobreza.
En México, por años el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en no permitir que otros países intervengan en la toma de decisiones. Y es que a lo largo de la historia se ha acusado que otros países intervinieron o han querido intervenir en el territorio, especialmente Estados Unidos, el principal socio comercial y aliado político de México.
En la historia de México se dieron varios intentos de intervención por la vía militar, siendo uno de los episodios más recordados la segunda intervención francesa que se originó a raíz de la falta de pagos del gobierno de Benito Juárez a aquel país. En 1861 los gobiernos de España, Inglaterra y Francia determinaron intervenir en el territorio nacional para la liquidación de la deuda mexicana.
En enero de 1862, el ejército francés se instaló en las costas de Veracruz con el objetivo de ocupar el territorio nacional, aunque se determinó no llevar a cabo ninguna intervención militar. Sin embargo, Charles Ferdinand de Latrille comandó la avanzada francesa en México hasta que llegaron a suelo poblano, donde el 5 de mayo el ejército del general Ignacio Zaragoza logró evitar la ocupación europea.
Pese a esto, el 16 de marzo de 1863 en los fuertes de Loreto y Guadalupe, donde un año antes habían ganado la batalla, un segundo intento de los franceses dio mejores resultados y la ciudad de Puebla fue ocupada. El conflicto siguió y se instauró la monarquía en México como Maximiliano de Hadsburgo, hasta que en 1867, con ayuda de Estados Unidos, fue derrocado.
Antes de eso, fue precisamente Estados Unidos el país encargado de menoscabar la soberanía mexicana, con lo que logró anexarse el territorio de Texas gracias a una intervención militar y política. Tras consumarse la independencia de México, EU inició sus planes de expansión, entre los que incluía invadir parte del territorio mexicano para anexarlo.
El país vecino del norte financió a los ejércitos separatistas que querían que Texas pasara a ser parte de EU. Aunque el ejército nacional logró algunas victorias sobre los separatistas, en marzo de 1845 la entonces República de Texas concretó su adhesión a los Estados Unidos de América, dando lugar a las presiones para que México vendiera también los territorios de Nuevo México y Alta California, llevando a una guerra directa con EU.
Finalmente, en febrero de 1848 el presidente Antonio López de Santa Ana cedió los terrenos de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. Además, se recalcó que México renunciaría a todo reclamo sobre Texas y la frontera se estableció en el Río Bravo.