Un estudio publicado en la revista Nature Aging desafió la visión tradicional del envejecimiento como un proceso gradual y uniforme. Según la investigación, nuestro organismo experimenta transformaciones de golpe en dos momentos específicos de la vida, a los 44 y los 60 años.
Estas alteraciones no son necesariamente visibles, como las canas o las arrugas, sino que afectan a niveles más sutiles y profundos, como los órganos, tejidos y procesos moleculares. En el estudio participaron 108 personas de California y se analizaron más de 135,000 moléculas y microbios en muestras biológicas recogidas durante un seguimiento promedio de 1.7 años.
Los investigadores observaron que el 81 % de las moléculas y microbios mostraban cambios significativos en torno a los 44 y 60 años. Aunque el aumento de enfermedades y la disminución de la eficacia del sistema inmune a los 60 años era esperado, el cambio alrededor de los 44 años sorprendió a los científicos. Este podría estar relacionado con el estilo de vida, como el ejercicio y la dieta, sugiriendo que mejorar estos aspectos podría mitigar los efectos del envejecimiento.
En los participantes de 44 años, se detectaron cambios en moléculas asociadas al metabolismo del alcohol y los lípidos, así como en enfermedades cardiovasculares y problemas de la piel y músculos. A los 60 años, los cambios se vinculan con enfermedades cardiovasculares, la regulación inmune, la función renal y el metabolismo de la cafeína y carbohidratos.
Estos nuevos hallazgos abrieron nuevos caminos para investigar cómo el envejecimiento afecta nuestro organismo y cómo podemos adaptar nuestro estilo de vida para vivir de manera más saludable.