Dos empleadas de una cafetería en Córdoba, Argentina, vivieron momentos de tensión cuando un hombre ingresó al local con la intención de robar. Aunque al inicio el sujeto solicitó usar el baño, comenzó a mostrarse nervioso e intentó ocultar un cuchillo, despertando las sospechas de Jazmín Heredia, una de las empleadas.
Según relató la empleada, tras percatarse de la situación, intentó huir y se escondió en un baño cerca de la cocina con otra compañera. “Me puse contra la puerta para que no ingresara y le mandé un mensaje al dueño de la cafetería”, explicó la joven.
El sujeto se dirigió hacia otra empleada para exigirle que le diera su teléfono. Durante el forcejeo, el delincuente la tomó del cabello, la encerró en el baño junto a sus compañeras y las ató de los pies y manos.
“Nos ató de pies y manos con el mismo cordón y nos dejó ahí encerradas. Le pedíamos que no nos robara a nosotras, que trabajábamos en dos lugares, y nos respondió que él también estaba trabajando”, relató Jazmín.
A pesar de que llegó exigiendo dinero, el ladrón no robó la caja registradora. En su lugar, tomó jugo de naranja y un par de aguas saborizadas. Poco tiempo después, el hombre fue detenido en las inmediaciones del lugar.
