Transcurrieron tres semanas de las elecciones en Venezuela, y el mandatario Nicolás Maduro se mantiene firme en que él ganó los comicios. Es por esto que la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea exigen la publicación de las actas, un llamado que respaldan países como Brasil y Colombia, pero no México, pues el gobierno reafirma su posición “neutral”.
El Consejo Permanente de la OEA exigió al Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela que haga públicas las actas de la elección presidencial. A esta demanda se sumaron Brasil y Colombia, que al principio tenían una postura neutra ante un posible fraude electoral, pero México y otros como Bolivia y Honduras se mantienen al margen sin condenar los hechos, supuestamente guardando una postura neutra.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no tomó postura en el caso de Venezuela y las irregularidades en las elecciones. Desde el inicio el mandatario mexicano ha señalado que se debe respetar la soberanía y esperar la resolución que emita el Tribunal Electoral, a pesar de que los venezolanos en México le piden tomar parte contra la dictadura de Maduro, de quien tampoco reconoce el triunfo.
Durante su sexenio, que está a punto de terminar, AMLO ha sostenido que México tiene una postura neutral en casos de conflictos internacionales, pero al mismo tiempo ha criticado a distintos gobiernos y a la propia OEA por no ser imparciales en la resolución de controversias. En reiteradas ocasiones, la postura del presidente se contradice con sus hechos y declaraciones.
AMLO se ha rehusado a que México participe en las reuniones de la OEA sobre las elecciones de Venezuela, lo que ha beneficiado al régimen de Nicolás Maduro, además de que también evitar votar en decisiones como la recién emitida de pedir transparencia con las actas. Tampoco ha tenido respuesta favorable a la petición de presidentes como Lula da Silva, de Brasil, quien pidió que se repitan los comicios.
En los hechos, también ha pedido que dicha organización desaparezca, pues a lo largo de los años, según él, no han hecho más que ser intervencionista y avalar los actos de autoritarismo en países de Latinoamérica. Es por esto que, desde el 2021, pidió la desaparición de la OEA para sustituirla por un organismo “que no sea lacayo de nadie” y que tampoco sea injerencista
La neutralidad que argumenta el presidente no ha sido consistente, pues incluso ha cargado contra la OEA, esto en mayo del 2023, un año después de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrita a la OEA, por sugerir que se debe eliminar la sección “¿Quién es quién en las mentiras?” de sus ruedas de prensa matutinas, pues estigmatiza a los periodistas, algo que AMLO no acató.
Otro caso en el que el mandatario se dijo imparcial fue en la guerra entre Rusia y Ucrania, pues se negó a condenar el ataque del ejército ruso en febrero del 2022 y no los catalogó como agresores. Ante esto, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski le pidió no quedarse al margen, pero el mandatario siguió sin decantarse por un bando, haciendo llamados al diálogo y la paz entre ambas naciones.
Algo similar ocurrió con la guerra entre Israel y Hamas que estalló en octubre del 2023, pues en ese conflicto el presidente tampoco se decantó por un lado y, de nuevo, dijo que la postura del país era neutral. Por un lado, rechazó la petición de llamar genocidio a la muerte del pueblo de Palestina, pero también señaló que condenar los ataques, de un lado u otro, no ayudan a conseguir la paz en la región.
No obstante, en otros casos el presidente ha dejado de lado esa imparcialidad para apoyar selectivamente a alguien. Por ejemplo, en las elecciones del 2020 en Estados Unidos, AMLO no quiso reconocer en primera instancia el triunfo de Joe Biden, lo que se tomó como un respaldo a la postura de Donald Trump sobre un supuesto fraude electoral, coincidiendo con perfiles como Jair Bolsonaro, de Brasil.
La supuesta neutralidad de AMLO ante conflictos internacionales no la ha aplicado en todos los casos, pues aunque dice abogar por el respeto de la soberanía de los países y la no intervención, sí se ha decantado y respaldado a algunos perfiles o gobiernos. Los casos como el de Venezuela y los llamados de la OEA, exhiben que el presidente ha sido más bien selectivo con sus posturas en otros países.
