Este 15 de agosto se celebra el Dia Nacional del Cine Mexicano con el propósito de reconocer el legado y aporte invaluable de la producción cinematográfica en la cultura mexicana. Esta fecha, aprobada el 20 de abril de 2017 por el Senado de la República, representa un reconocimiento a la relevancia del cine en el país como expresión artística en la imagen de México y como parte esencial de la identidad nacional.
Sin embargo, actualmente el cine mexicano no vive una nueva época dorada. Algunos connacionales han logrado llegar a lugares privilegiados con mucho esfuerzo, pero no aplica para la mayoría. En todo caso, esas obras criticadas por banales, pero que generan empleos, están ayudando a mantener viva una industria que es constante víctima del malinchismo. Las salas en las que se proyectan largometrajes y cortometrajes nacionales están llenas de gente, como hacía mucho que no se veía; eso, aunado a la exposición que se ha tenido en el extranjero de la mano de cineastas como Guillermo del Toro y Emmanuel Lubezki, ha puesto un reflector sobre los proyectos nacionales.
Pero, de acuerdo a Jorge Magaña, director del festival Shorts México, aunque el cine mexicano siempre ha sido un referente internacional y en la actualidad se han incrementado las producciones y ha crecido el público, la realidad es que el cine mexicano está muy lejos de encontrarse en su mejor momento.
Y muestra de ello, es que las salas de cine en México están dominadas por películas extranjeras, principalmente del norte del país, algo lógico si se toma en cuenta que en promedio se invierten alrededor de 100 millones de dólares por película y, en territorio nacional, obtener el recurso para una producción cinematográfica es un camino difícil de recorrer, ya sea como una de las miles de personas que aspiran a los apoyos de IMCINE, tocando cientos de puertas de empresas privadas, o llegando a extremos poco envidiables en cuestiones de ahorro.
Por ello, en la actualidad, hacer cine en México solo es rentable para los exhibidores, ya que no se ha creado una industria para proyectos autosustentables que tengan retorno de inversión. Se estima que sólo alrededor del 3 % de lo que mediante IMCINE se produce, queda “tablas” o recauda en taquillas 1 o 2 % sobre lo que se gastó, es decir un promedio de 15 a 20 millones de pesos sólo para la producción, y algo con la calidad mínima necesaria para que lo acepten las grandes cadenas de cines en México, toda vez que se haya conseguido quién distribuya las copias. Por todo ello, se vislumbra un panorama complejo para el cine mexicano.
El cine en México ha evolucionado significativamente a lo largo de los años desde "Los olvidados" de Luis Buñuel hasta "Que viva México" de Luis Estrada. El cine mexicano ha presentado importantes narrativas al mundo que han construido la industria cinematográfica del país, la cual a través de los años ha enfrentado cada vez más retos.
La primera proyección de cine nacional se llevó a cabo el 14 de agosto de 1896 y convirtió a México en el primer país en Latinoamérica en acceder al séptimo arte con la llegada de los hermanos Lumière. En esta etapa, hasta 1920, se produjeron principalmente documentales y noticieros.
Uno de los momentos más importantes fue la denominada Época de Oro del cine mexicano, que lo colocó en las pantallas internacionales. La Época de Oro fue el nombre que se le puso después a este lapso de alta producción y de bonanza industrial, cuando los públicos para el cine mexicano eran masivos y diversificados y, además, a nivel industrial era muy estable la producción de películas. De 1930 a 1960 el cine mexicano experimentó un auge significativo, con la producción de películas de alta calidad como "Allá en el Rancho Grande" (1936) y "Los olvidados" (1950). Directores como Emilio Fernández y Luis Buñuel destacaron en esta época.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y el regreso de Hollywood a la producción cinematográfica, la época dorada llegó a su fin debido a un nuevo panorama de distribución con el que debía competir. Y no fue hasta los años 70 que la producción nacional vería un nuevo auge en la creación de historias. En esta etapa, surgieron directores como Arturo Ripstein y Jaime Hermosillo, quienes exploraron temas más complejos y experimentaron con narrativas no lineales.
En los años 2000 darían lugar al denominado nuevo cine mexicano, con cintas como Amores Perros, del director Alejandro González Iñárritu; Sexo, Pudor y Lágrimas, del director Antonio Serrano; entre otras, que enfrentarían nuevos retos para la industria.
Actualmente, el cine mexicano es reconocido internacionalmente, con directores como el ya nombrado González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro. Películas como "Babel", "Gravity", “La forma del agua" y "Roma” han obtenido premios en festivales de cine de renombre.
¿El cine mexicano se consume en otros países?
Pese a todas las adversidades que ha enfrentado la industria cinematográfica en México, el cine mexicano ha ganado reconocimiento y popularidad en varios países alrededor del mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos, debido a la gran población latina que hay en ese país, el cine mexicano tiene un mercado significativo. Muchas películas mexicanas se estrenan en cines y se transmiten por canales de televisión en español.
El cine mexicano también ha ganado popularidad en algunos países europeos, especialmente en España, donde películas como “La dictadura perfecta” y “Elisa” han sido bien recibidas en el país ibérico.
En América Latina, el cine mexicano tiene un número importante de consumidores, ya que comparte lazos culturales y lingüísticos con muchos países de la región, como Argentina, Chile y Colombia. En lo que respecta a Brasil, el cine mexicano ha encontrado un nicho importante, especialmente entre los espectadores que buscan películas de autor y con temáticas sociales.
Finalmente, el cine mexicano ha tenido un impacto significativo en festivales de cine de renombre como Cannes, Berlín y Venecia, lo que ha ayudado a aumentar su visibilidad y atraer a nuevos espectadores de todo el mundo.