En un giro hacia la sostenibilidad, una antigua tecnología de la Edad del Bronce podría jugar un papel clave en la transición hacia la energía limpia. Una reciente investigación de la Universidad de Stanford reveló que los ladrillos refractarios podrían ofrecer una solución innovadora y económica para almacenar calor generado por fuentes de energía renovable.
Con este nuevo descubrimiento, los investigadores señalan que se podría reducir los costos de energía y acelerar el cumplimiento de los objetivos climáticos globales. Esto se podría cumplir al permitir un almacenamiento eficiente del calor industrial necesario para diversos procesos. Bajo este contexto, la tecnología ancestral se presenta como una alternativa viable para enfrentar los desafíos actuales en la búsqueda de emisiones netas cero para 2050.
La investigación dirigida por Stanford reveló que la tecnología de la Edad del Bronce puede desempeñar un papel importante en la transición hacia la energía limpia. Dicha tecnología consiste en el uso de ladrillos que absorben calor para almacenar energía solar o eólica la cual podría acelerar significativamente el logro del objetivo climático de las Naciones Unidas de alcanzar emisiones netas cero.
Este descubrimiento, el sistema está basado en la acumulación de calor en ladrillos refractarios dentro de un contenedor aislado. Estos ladrillos, fabricados con materiales similares a los utilizados en la antigüedad para el aislamiento de hornos y calderas, pueden almacenar el calor necesario para procesos industriales. Asimismo, este método permitiría liberar el calor almacenado cuando sea necesario, haciendo posible que fábricas de cemento, acero, vidrio y papel funcionen con energía renovable incluso en ausencia de viento o sol. Comparado con las baterías, los ladrillos refractarios ofrecen una alternativa económica y eficiente para el almacenamiento de energía térmica.
Según Mark Jacobson, profesor de ingeniería civil y ambiental en la Escuela de Sostenibilidad y la Escuela de Ingeniería Doerr de Stanford, los ladrillos almacenan calor en lugar de electricidad y su coste es menor, aproximadamente una décima parte que las baterías. Por ello, muchas industrias requieren calor a alta temperatura para su funcionamiento, como es el caso de la fabricación de cemento, vidrio, hierro y acero.
Hoy en día, el 17% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial provienen de la quema de combustibles fósiles para estos procesos. La transición hacia el uso de calor industrial generado por fuentes renovables podría eliminar prácticamente estas emisiones. Al almacenar el calor de manera más cercana a su uso final, se reducen las ineficiencias en la conversión de energía haciendo que el proceso sea más eficiente y menos costoso. Los investigadores además modelaron el impacto del uso de ladrillos refractarios en 149 países responsables del 99,75% de las emisiones globales de dióxido de carbono.
Los resultados sugirieron que el uso de estos ladrillos podría reducir los costos de capital en un billón 270 mil millones de dólares, disminuir la demanda de energía de la red y la necesidad de almacenamiento de energía en baterías. Con la reducción de la quema de combustibles fósiles para la generación de calor industrial se disminuiría la contaminación del aire y a su vez podría reducir las muertes prematuras asociadas a la contaminación.
Ante ello, Jacobson, quién dedicó su carrera a estudiar la contaminación del aire y desarrollar estrategias para mitigar problemas climáticos, consideró que el uso de ladrillos refractarios podría ser una solución efectiva y de bajo costo para acelerar la transición hacia las energías limpias. En conclusión, adoptar esta tecnología ancestral podría acelerar la implementación de energías renovables a nivel global, facilitando una transición más rápida y económica hacia un futuro más limpio y saludable. (Notipress)