Oficialmente faltan 152 días para que finalice el 2024, pero en el medioambiente la humanidad ya está en “número rojos”, esto debido a que hoy, 1 de agosto, hemos acabado por completo los recursos que la Tierra generó para estos 12 meses. Esta fecha varía dependiendo de la velocidad con la que consumimos los recursos que la naturaleza regenera, pero año con año es cada vez más temprano.
Se le conoce como el día de la sobrecapacidad de la Tierra al momento en que nos terminamos los recursos y servicios que el planeta tarda 12 meses en regenerar. Este 2024 hemos alcanzado la fecha en los primeros siete meses del año, por lo que los próximos cinco meses todo lo que consumamos será una “deuda” con el planeta, pues agotaremos sin dar oportunidad de que haya regeneración.
La organización “Global Footprint Network” es la encargada de dar a conocer la situación anual de los recursos naturales, detallando que este año llegamos a la cita este 1 de agosto. De acuerdo con los registros de la organización, cada año la fecha es más y más prematura, por lo que es importante | sobre el consumo responsable de los recursos naturales.
¿Qué es la sobrecapacidad de la Tierra?
En términos generales, la sobrecapacidad de la Tierra se refiere a la cantidad de recursos que consume la humanidad a lo largo del año, en contraste con la cantidad de insumos que los ecosistemas pueden regenerar cada 12 meses. La efeméride no tiene un día fijo, pues se calcula de acuerdo con el ritmo de gasto que tenemos, por lo que cada año suele ser más temprano, a veces por un día, otras por semanas.
Para calcularla se dividen dos factores: la biocapacidad mundial, que se refiere a la oferta de la naturaleza, y la huella ecológica, que es la cantidad de recursos demandados por la humanidad. El resultado de esto se multiplica por los 365 días del año, o 366 en año bisiesto y se dan a conocer cada 5 de junio.
La biocapacidad del planeta se refiere a la cantidad de recursos ecológicos que la Tierra es capaz de generar ese año. En tanto, la huella ecológica significa la demanda de recursos naturales por parte de la humanidad, entiéndase alimentos, productos de origen vegetal, pecuarios y pesqueros, madera y otros productos forestales, espacio para infraestructura urbana y bosques para absorber sus emisiones de dióxido de carbono provenientes de combustibles fósiles.
Con el cálculo de este año se puede determinar que llevamos un ritmo de consumo de 1.75 veces la capacidad de la Tierra, aunque no en todos los países se hace a la misma velocidad. De acuerdo con la organización “WWF”, si fuéramos como Estados Unidos necesitaríamos cinco planetas al año, 4.7 con Australia, 3.8 con Rusia, o tres en el caso de Portugal.
Cada país también refiere en qué momento del año llegaríamos con su respectivo ritmo de consumo. A la velocidad de Catar la sobrecapacidad hubiera sido el 11 de febrero, Luxemburgo el 20 y los Emiratos Árabes Unidos llegaríamos el 4 de marzo. Al contrario, si consumiéramos como Ecuador e Indonesia los recursos alcanzan hasta el 24 de noviembre, como Irak el 15 y como Jamaica el 12 del mismo mes.
La primera medición de la sobrecapacidad de la Tierra se dio en 1971, como una fecha para determinar el consumo de recursos y servicios de la naturaleza. En ese entonces, la sobrecapacidad se alcanzó el 25 de diciembre, pero de ahí en adelante la fecha no ha hecho más que adelantarse gracias a la actividad humana. El 3 de diciembre de 1973 fue la última ocasión en que la fecha se alcanzó ese mes.
En lo que llevamos del siglo XXI nuestro “mejor” registro se dio por última vez en el 2022, cuando llegamos al día el 19 de septiembre. Antes de eso el día llegó el 17 de septiembre del 2000 y el 13 de septiembre del 2001. Conforme pasan los años, el ritmo de consumo se mantiene en aumento, pues en 2023 llegamos el 2 de agosto, en 2022 el 1 de agosto, el 2021 el 3, mientras que en el 2020 fue el 16 de agosto.
Si bien la tendencia es desfavorable para la sustentabilidad en el planeta, en los hechos todavía hay acciones para evitar que el deterioro ambiental siga en aumento. Lo más importante es no dejarse paralizar por las noticias alarmantes, algo que se conoce como “ecoansiedad”, que es el pesimismo que generan las malas noticias.
En cambio, se puede pasar a la acción directa con acciones a pequeña escala para tener estilos de vida más sustentables, por ejemplo, reduciendo la cantidad de desperdicios que generamos, usando menos el auto particular si se viaja solo, dejando fuera de la vida diaria los plásticos de un sólo uso o cambiando los hábitos alimenticios, son algunas de las acciones que podemos hacer en lo inmediato.
No obstante, es importante entender que, a nivel global, los grandes consumidores de recursos son un número reducido de personas. De acuerdo con la organización “Oxfam”, el 1 % de la población es responsable del doble de las emisiones de carbono, en comparación con el 50 % más pobre, por lo que las acciones más impactantes para eficientar recursos depende en gran medida de lo que haga dicho sector de la población.