Limpiar un río, ¿una misión imposible?

Limpiar un río, ¿una misión imposible?

Foto: Enfoque

Semanas antes de que iniciaran los Juegos Olímpicos en París, las autoridades locales intentaron limpiar y sanear las aguas del río Sena, para lo cual invirtieron más de 1,500 millones de dólares. Sin embargo, pese a esta inversión millonaria y ser sometido a un proceso de limpieza mediante diversas acciones, entre las que destaca la modificación del sistema de alcantarillado, la instalación de un gigantesco depósito subterráneo de agua y la modernización de las plantas de tratamiento de aguas residuales, el Sena no es apto para nadar.

 

Diversos estudios de la calidad del agua del río han arrojado resultados negativos, ya que ha alcanzado niveles de E. Coli (una bacteria presente en la materia fecal) de 2,000 a 3,000 unidades formadoras de colonias por cada 100 mililitros, cuando el parámetro establecido para poder nadar es de 500 unidades.

 

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A nivel local, muchos han sido los años y esfuerzos de diversas organizaciones civiles que han invertido para poder sanear las aguas del río Atoyac, sin poder lograrlo. Para abordar el problema de la contaminación del río, se han llevado a cabo diferentes iniciativas. Una de las más importantes es la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, que permiten el tratamiento de los desechos antes de ser vertidos en el río.

 

También se han promovido prácticas más sostenibles en la industria textil, como el uso de tecnologías más limpias y el reciclaje de los desechos. Incluso se han creado áreas protegidas en la región del río Atoyac, con el objetivo de preservar la biodiversidad y promover el turismo ecológico.

 

Pero a pesar de todos los planes y acciones efectuadas, no se ha logrado el objetivo. Muchas de las plantas de tratamiento no funcionan y las que lo hacen han recibido denuncias sobre la omisión de procesos biológicos para el tratamiento de lodos. Es posible ver lo ineficientes que son las plantas de tratamiento solo observando el agua, los colores o incluso la espuma tóxica proveniente de las descargas de plantas de tratamiento.

 

¿Qué implica una limpieza exitosa de un río?

 

Los principales contaminantes del agua incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, desechos fecales y hasta sustancias radiactivas.

 

Para llevar a cabo la limpieza de un río, lo primero que debe hacerse es la depuración de las aguas residuales que se vierten. Las aguas de origen urbano provienen de viviendas, edificios públicos y de la escorrentía urbana que se colecta en el drenaje. Sus principales contaminantes son el nitrógeno y fósforo, compuestos orgánicos, bacterias coliformes fecales, materia orgánica, entre otros.

 

La depuración de aguas residuales depende de la composición, del uso y del destino final del agua que se ha sometido a tratamiento, produciéndose variaciones en algunos casos. En algunos de ellos, consta de cuatro fases: un pretratamiento, un tratamiento primario donde se eliminan los sólidos flotantes y en suspensión, un tratamiento secundario mediante diferentes tipos de tratamientos biológicos para eliminar la materia orgánica, y finalmente el tratamiento terciario, que se centra en la eliminación de agentes patógenos, la disminución de sólidos en suspensión y materia orgánica de carácter residual.

 

Las aguas residuales industriales suelen estar contaminadas con agentes que pueden estar disueltos en el agua, como sales u otros líquidos aceitosos que no se disuelven en el agua, además de microplásticos, residuos de medicamentos, detergentes y otras sustancias orgánicas sintéticas, así como virus, bacterias, hongos y metales pesados.

 

Las aguas de desecho sin ningún tratamiento ocasionan graves inconvenientes de contaminación que afectan la flora y la fauna. Estas aguas residuales, antes de ser vertidas, deben recibir un tratamiento adecuado, capaz de modificar sus condiciones físicas, químicas y microbiológicas, para evitar que su disposición cause problemas de salud.

 

Por ello, es importante el papel que desempeñan las plantas de tratamiento de aguas residuales, ya que deben ser diseñadas, construidas y operadas con el objetivo de convertir el líquido cloacal proveniente del uso de las aguas de abastecimiento en un efluente final aceptable, y para disponer adecuadamente de los sólidos ofensivos que necesariamente son separados durante el proceso.

 

Por último, y no por ello menos importante, la limpieza de un río comienza con el retiro de basura, escombros y todo tipo de residuos sólidos, y la concientización de la ciudadanía por mantenerlo de esta forma, para evitar severos problemas de salud. De igual forma, es crucial la implementación de leyes más severas en contra de aquellas empresas que vierten todos sus residuos a los ríos y no cuentan con una planta de tratamiento de aguas residuales.

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