Explotación y abusos: el impacto de la trata de personas

Explotación y abusos: el impacto de la trata de personas

Foto: Enfoque

Cada 30 de julio se celebra el Día Mundial Contra la Trata de Personas, como un recordatorio de parte de la ONU para concientizar sobre las víctimas de este ilícito en todo el mundo. La trata es un problema que tiene múltiples vertientes y afecta a todos los sectores sociales sin distingo de género, color de piel, país o estatus social, dejando daños en los millones de personas que lo sufren.

 

Fue en el 2013 cuando la Asamblea General de la ONU determinó la creación del Día Mundial Contra la Trata, bajo la premisa de que los gobiernos de todo el mundo tomen acciones para erradicar este fenómeno. Para este año, el organismo hace especial énfasis en la protección de la niñez, pues son los más vulnerables a ser víctimas de violencia durante la trata.

 

La trata es considerado uno de los delitos más graves en todo el mundo, ya que menoscaba los derechos humanos de las personas, aunque casi nunca llega sólo, pues en la mayoría de los casos es la vía para otros delitos igualmente graves. En México también es un problema que impacta de diferentes maneras, algo que el próximo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum no tiene contemplado.

 

¿Qué es la trata de personas?

 

De acuerdo con Naciones Unidas, la trata de personas es el reclutamiento, transporte, transferencia, albergue o recepción de personas mediante la amenaza, el uso de la fuerza, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder, o cualquier otra forma de coerción sobre una víctima en posición de vulnerabilidad. Esto se hace con fines de explotación, ya sea sexual, laboral, trabajos forzados u otras formas de esclavitud.

 

El delito implica tres elementos: el acto (reclutamiento, transporte, etc.), el medio (amenazas, uso de la fuerza, secuestro, engaño, fraude o parecidos), y el propósito de la trata (trabajo sexual ajeno, labores forzadas, esclavitud, etc.). Constituye una forma de conducta criminal que afecta a personas de todo el mundo, aunque en muchos países no hay legislación especial para la investigación y ayuda para las víctimas de trata.

 

Una característica particular es que, si bien la trata es un delito en sí, por lo general es una vía para la comisión de otros ilícitos, tales como la prostitución, los secuestros, asaltos, fraude, abusos laborales y delitos referentes a la migración irregular. De este modo, la víctima deja de ser un humano y se transforma en un instrumento para beneficio de un tercero que se aprovechará de su recepción.

 

A diferencia de lo que se pueda creer, la trata no es un problema propio de nuestros tiempos, ya que por siglos se ha documentado cómo diversos grupos sociales, por lo general los más vulnerables, han sido tratados como mercancías a explotar.

 

En un informe de la ONU se dio a conocer el perfil usual de las personas que sufren de este ilícito. Lo usual es que las víctimas están en su país, e incluso en la región donde habitan. No obstante, también están los migrantes irregulares, aquellas personas que se fueron de su país por cuestiones de seguridad o economía, y no tienen documentos de identificación, no hablan más que su lengua materna y provienen de contextos de pobreza, nula educación y falta de oportunidades.

 

En suma, la mayoría de las personas tratadas a nivel mundial son mujeres, llegando incluso a representar dos terceras partes de las víctimas, seguidas por los niños, niñas y adolescentes. Por lo general, son trasladadas con fines de explotación sexual, reclutamiento y trabajos forzados.

 

Así se manifiesta la trata de personas

 

Entre la variedad de actividades que se consideran trata de personas está la explotación sexual, que consiste en prostitución forzada o la producción de pornografía en contra de su voluntad. Las personas que sufren de este tipo de explotación son obligadas a sostener relaciones sexuales bajo engaños o amenazas de muerte o de lastimarlas.

 

También está el reclutamiento forzado para la participación en conflictos armados, algo que afecta principalmente a los niños que viven en países sumidos en guerra o enfrentamientos armados. En casos como el de México, este tipo de reclutamiento se da con los grupos del crimen organizado, como los cárteles de la droga, que se llevan a niños o adultos para que trabajen en sus filas contra su voluntad.

 

Una forma no tan conocida, pero de la que muchos son testigos diariamente, es la mendicidad forzosa en la que, una vez más, los más afectados son los menores de edad, pero también los adultos mayores. Básicamente, las víctimas son obligadas a estar en la calle por horas pidiendo dinero que luego les entregan a sus explotadores, quienes no les dan más que lo mínimo para que sigan a diario con esto.

 

Por si fuera poco, también hay matrimonios forzados, siendo las mujeres las que más sufren de este tipo de trata. Los padres suelen recibir dinero de otra persona para “dar la mano” de su hija en matrimonio, en algunos casos incluso a menores de edad, quienes son forzadas a tener relaciones sexuales, procrear hijos y llevar a cabo labores domésticas sin remuneración.

 

En lo laboral, la trata de personas se ve a través del engaño para captar a las personas con fines de que lleven a cabo trabajos forzados en áreas como el campo, la construcción y los servicios. Los más propensos a este tipo de explotación son los migrantes irregulares, ya que son los que anhelan mejores oportunidades de vida, por lo que los tratantes y traficantes de personas se aprovechan de su situación.

 

De acuerdo con el informe anual 20023-2024 publicado por del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, en México hasta el 30 de junio la CDMX era la entidad con más reportes de trata con 722, seguido mucho más atrás por el Estado de México con 339 reportes, Jalisco con 146, Veracruz con 130 y Puebla con 96 casos registrados.
 

La mayor parte de las víctimas fueron menores de 13 a 17 años, pues representan el 26 % de las víctimas, secundados por los jóvenes de 18 a 24 años, que fueron el 18.3 % del total. En cuanto al género, las mujeres fueron con diferencia las que más lo sufrieron, pues son el 65 % de todas las víctimas, frente al 35 % de los hombres.

 

Respecto a las formas más comunes de la trata en nuestro país, la mayor parte de los casos se dio con la explotación sexual, toda vez que fueron el 51.3 % de los casos. En segundo lugar estuvieron los trabajos forzados con el 25 %, después la explotación laboral con el 11 %, la mendicidad forzada con el 5.1 %, el uso de menores de edad para delitos con el 3.8 %, adopción ilegal de menores con el 2.1 % y los matrimonios forzados con el 1.7 %.

 

Si bien es un tema urgente por tratar en México desde hace años, en las campañas que hubo este año la candidata ganadora, Claudia Sheinbaum Pardo, de Morena, no expuso ninguna idea referente al tema en sus recorridos por el país. Si bien la hoy presidenta electa mencionó temas como la inseguridad o la atención a los feminicidios, no hizo propuestas en dicha materia.

 

En los hechos, solamente la excandidata de oposición Xóchitl Gálvez Ruiz se pronunció sobre el tema en Tlaxcala, uno de los estados donde más se ha reportado este delito. Ni siquiera Jorge Álvarez Máynez puso ideas o propuestas sobre la mesa en lo concerniente a la erradicación de la trata de personas.

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