Faltan poco más de dos meses para que Claudia Sheinbaum Pardo entre en funciones como la primera mujer presidenta de México, por lo que la mayoría de su gabinete está listo. Uno de los funcionarios que repetirá funciones es Zoé Robledo Aburto, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), institución altamente señalada en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
La presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció oficialmente la ratificación de Robledo en el IMSS hasta el 2030, después de que hace unos días el presidente López Obrador hiciera la sugerencia para que el funcionario siguiera en dicho cargo en aras de consolidar el IMSS-Bienestar.
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El IMSS es una de las instituciones más importantes en el país, ya que atiende a millones de mexicanos cada año y está proyectado para ser la dependencia que brinde servicios de salud a todo el país. No obstante, bajo la dirección de Zoé Robledo, el IMSS también ha tenido varias críticas y fallos como falta de medicamentos, especialistas o deficiencia de servicio, aunado al papel que tuvo durante la pandemia de covid-19.
Así ha sido el IMSS bajo el mando de Zoé Robledo
Tras la renuncia de Germán Martínez como director general del IMSS, el 22 de mayo del 2019 AMLO nombró a Zoé Robledo para dicho cargo, el cual es un hecho que ostentará por seis años más. En el proceso electoral pasado, Robledo Aburto quiso ser candidato de Morena para la gubernatura de Chiapas, pero el presidente insistió en que continuara al frente del seguro social para su consolidación.
Entre sus principales logros en poco más de cinco años, se encuentra la inversión en infraestructura que, afirma, es 81 % más que lo dispuesto en la administración anterior de Enrique Peña Nieto. A través del Programa Anual de Operación (PAO) se han invertido 61,025 millones de pesos para hospitales y centros de salud, frente a los 33,663 mdp destinados en el gobierno anterior.
Sobre el número de hospitales rehabilitados, el IMSS presume el rescate de más de 90 nosocomios que estaban abandonados, sin plantilla o con nulo equipo para dar el servicio. Además, se construyeron siete nuevos hospitales, sumado a otros ocho que tiene proyectados terminar antes de que culmine el sexenio, sumado a los nueve adquiridos de 12 que estaban concesionadas a privados.
En total, durante la presente administración y gestión de Zoé Robledo en el IMSS, el instituto ha rehabilitado o terminado más de 180 hospitales y centros de salud que tenían años sin recibir recursos o mantenimiento, o bien, cuyas obras estaban inconclusas. Al llegar a la dependencia, Robledo informó que tenían cerca de 327 unidades médicas en estas condiciones.
En cuanto a la cobertura del IMSS-Bienestar, con el programa de credencialización iniciado este año se ha beneficiado a cerca de 10 millones de personas en el país, pero la meta es llegar a cerca de 50 millones de mexicanos.
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Pese a estos números, la gestión de Zoé Robledo en el IMSS no ha sido positiva en todos los aspectos, ya que hasta la fecha persisten múltiples carencias en los servicios de salud públicos. Por ejemplo, de acuerdo al colectivo “Cero Desabasto”, entre el 2019 y el 2020 el número de recetas sin surtir en el IMSS pasó de 5 millones a 15.9 millones de prescripciones, el triple en un año.
Para el siguiente año, el 2021, el número se elevó a más de 18 millones de recetas no surtidas, mientras que en 2022 la cifra disminuyó nuevamente a los 15 millones que se quedaron sin medicamento. En lo que respecta al 2023, la cantidad de recetas no surtidas volvió a bajar hasta 5 millones, pero siguió en evidencia el problema de desabastecimiento de medicinas en el IMSS.
Para solucionar esto, el gobierno federal emprendió el proyecto de la “Megafarmacia del Bienestar”, inaugurada en diciembre del 2023 y que básicamente consiste en una bodega gigante ubicada en el Estado de México, en la cual, en teoría, hay todos los medicamentos del mundo listos para enviarse a donde los soliciten.
Fue un proyecto que se previó como la solución al desabastecimiento, pero en los hechos hasta abril del 2024 sólo surtió 341 recetas, es decir, un promedio de 2.7 recetas cada día, eso sin considerar la logística que implica llevarlos a cada lugar donde se requieran y la demora ante casos clínicos de emergencia.
Otro brete constante es la mala atención por parte del personal y las trabas que hay para recibir un buen servicio en el IMSS. En las instalaciones del Seguro Social también se han dado casos de pacientes que mueren en las salas de espera sin que hayan sido atendidos, sumado a los casos de racismo y otras formas de discriminación, negligencias médicas y malos tratos de doctores y enfermeras.
???? Mal servicio y escándalos, así se comporta el personal del #IMSS
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) June 28, 2024
Si bien Zoé Robledo hace gala de las mejoras en infraestructura que se han hecho en las unidades médicas del IMSS, esto no ha terminado con otros inconvenientes. Por ejemplo, en Puebla en más de cinco años de gestión no se pudo terminar el Hospital de San Alejandro que quedó inservible tras el sismo de 19S, lo que significó una importante saturación en el Hospital de la Margarita.
También hubo casos como el de julio del 2023, cuando una niña de seis años era transportada en camilla en un hospital del IMSS en Quintana Roo y, al meterla en el elevador, este comenzó a subir mientras aún la ingresaban, por lo que fue aplastada hasta morir. La causa fue una falla en el elevador, aunque el instituto trató de deslindarse al argumentar que el mantenimiento es subrogado a un privado.
Por último, también está el rol que jugó el IMSS durante la pandemia de covid-19 en México, en la que murieron oficialmente 334,336 personas, aunque en reportes independientes se manejó una cifra superior a las 808,000 defunciones. De acuerdo con el especialista Héctor Hiram Hernández Bringas del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), de la UNAM, la mortalidad fue más alta en los centros de salud públicos.
Según un reporte del Hernández Bringas, en 2020 la letalidad en los hospitales del IMSS fue la segunda más elevada del país, con un aproximado del 29.9 % de las defunciones, sólo superadas por las de la Secretaría de Salud, que era del 51.6 %. En parte, esto se debía a la falta de insumos, personal o sobrecupo que había en los hospitales del Seguro Social.