El pan dulce es uno de los mayores íconos de la gastronomía en nuestro país. La gran variedad de sabores, colores e incluso nombres de las piezas son un reflejo de la creatividad e ingenio que caracteriza a la cultura mexicana.
Es un alimento tan importante que no sólo forma parte de la cotidianidad del mexicano, también es uno de los platillos más representativos en la mayoría de las fiestas y celebraciones nacionales. Aunque gran parte del encanto del pan mexicano son las originales creaciones de cada panadería local como las conchas, las orejas, el cuernito, la mantecada, la chilindrina, la rebanada con mantequilla, entre otros. De hecho, se estima que existen más de 300 variedades de este alimento.
Es tal el gusto por este alimento, que muchas personas se han declarado adictas al pan, por encima de otro tipo de “adicciones”. Y lo hacen visible a través de las redes sociales, como el joven que asegura llevar cuatro años de no probar una gota de alcohol, pero por más esfuerzo que hace le es imposible dejar de comer pan. Y así como este usuario, son muchas las expresiones de personas y de su adicción al pan.
De acuerdo con el último reporte de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (CANAINPA), el consumo per cápita anual de pan en México alcanza los 33.5 kilogramos, el 75 % correspondiente al pan blanco y el restante a pan dulce, galletas y pasteles.
Sin embargo, el consumo diario de pan de dulce también puede generar diversos riesgos para la salud. Uno de los problemas más evidentes es el aumento de peso, debido a su alta cantidad de carbohidratos. El consumir mucho pan puede provocar la acumulación de grasa en brazos y abdomen.
Otro problema que genera el comer mucho pan es el síndrome de intestino irritable o estreñimiento, debido a que la harina provoca una masa espesa, provocando que el tránsito intestinal se vuelva más lento y, a su vez, puede desencadenar otra situación más delicada como la proliferación de bacterias.
Consumir mucho pan dulce también puede afectar el nivel de triglicéridos, ya que puede contener grasas y conservadores, inclusive puede causar otros problemas de salud como diabetes o enfermedades del corazón.
Y precisamente el alto consumo de pan dulce es un “delicioso riesgo cuando hay diabetes. Por ello, es recomendable reducir su consumo o incluso detenerlo en caso de tener antecedentes.
Al consumir el pan dulce, también se pone en riesgo la salud cardíaca. De acuerdo con expertos en el tema, el azúcar puede afectar el corazón y las arterias. Incluso han destacado que las personas que llevan una dieta con menos dulce son menos propensas a padecer de afecciones cardíacas.
El tipo de ingredientes con los que puede estar hecho el pan dulce podría afectar negativamente la colonia de bacterias del intestino. Algunas investigaciones han demostrado que una dieta baja en granos integrales se asocia con desequilibrios en el microbioma.
Las donas, en especial, son un pan con exceso de azúcar y grasas, lo que no solo propicia la aparición de algún tipo de cáncer, sino que están relacionadas con el aumento de peso debido a que el alto contenido de azúcar provoca que el hambre no se vaya y llegue el antojo de más carbohidratos. Incluso, si consumo en exceso puede desencadenar hígado graso.
El Síndrome premenstrual, cambios de humor e hiperactividad, también son atribuidos a un alto consumo de carbohidratos; además, el alto contenido de azúcar genera dependencia, lo que hace aún más difícil el lograr dejar de comer pan, ya que el cuerpo lo pide.
Otro problema que se presenta al comer pan de dulce es que la aparición de caries dental, contribuido a las bacterias que se adhieren a la placa y producen ácido. Esto también provoca que se debilite el esmalte.
Habrá quien opte por el pan de trigo, pero este cereal ya no puede considerarse un alimento sano. Aunque sea ecológico o integral, el trigo moderno es demasiado híbrido. Contiene una elevada cantidad de glutamina, una proteína que tiende a irritar las paredes intestinales, y muchos menos minerales y vitaminas que hace cientos de años.
En la actualidad, el pan contiene muy poca fibra, vitaminas y minerales, un producto que en el fondo no es más que almidón, sencillamente calorías sin nutrientes esenciales
El pan blanco no es un azúcar lento, más bien es un azúcar de combustión rápida con un índice glucémico elevado, que provoca un gran desgaste de insulina y reacciones de hipoglucemia.
Así que para seguir disfrutando de uno de los placeres de la vida, el comer, es importante consumir con moderación los alimentos que contengan un alto nivel de azúcar, grasa y carbohidratos. Y nunca está de más hacer un poco de actividad física.