El enigma del núcleo interno de la Tierra fascinó a los científicos desde su identificación por la sismóloga danesa Inge Lehmann en 1936. Ahora, un estudio publicado en la revista Nature dio a conocer que el núcleo interno, una esfera metálica sólida compuesta principalmente de hierro y níquel, no solo ralentizó su rotación, sino que ahora gira más lentamente que la Tierra misma e incluso muestra signos de moverse en dirección opuesta.
El estudio fue liderado por el doctor John Vidale de la Universidad del Sur de California, quien utilizó datos de ondas sísmicas generadas por terremotos y pruebas nucleares para analizar la velocidad y dirección de rotación del núcleo interno. Según Vidale, este fenómeno fue objeto de debate durante décadas y los nuevos datos proporcionan una confirmación clara.
Afortunadamente, nuestro planeta también tiene un campo magnético producido por el movimiento de metales en estado semilíquido en el interior del núcleo de la Tierra.
— El Diario del Astrónomo (@diarioastronomo) May 13, 2024
El viento solar choca con nuestro campo magnético y es desviado hacia los polos norte y sur. pic.twitter.com/5Y84cm3uSV
El núcleo interno está a aproximadamente 5,180 kilómetros bajo la superficie terrestre, en condiciones extremas de temperatura que alcanzan los 5,400° C. Este descubrimiento no solo revela detalles fascinantes sobre la composición y comportamiento del interior profundo de la Tierra, sino que también plantea preguntas sobre cómo estos cambios podrían influir en el campo magnético terrestre, crucial para proteger al planeta de la radiación solar. Sin embargo, las consecuencias, aunque medibles, son prácticamente imperceptibles para los habitantes de la superficie terrestre, ya que se trata de una modificación de milésimas de segundo en la duración del día.
Por su parte, la profesora Lauren Waszek de la Universidad James Cook subrayó la necesidad de continuar investigando para comprender completamente estos fenómenos. La inaccesibilidad del núcleo interno y la limitación de datos actuales son obstáculos que requieren nuevas metodologías y tecnologías.
Este descubrimiento no solo es un hito en la ciencia de la geofísica, sino que también proporciona pistas sobre la formación y evolución de la Tierra a través de sus distintas capas. La posibilidad que sugirió Vidale de volcanes en la frontera del núcleo interno, donde lo sólido se combina con lo líquido, añade una capa más de intriga a la investigación futura.
Estos avances no solo amplían nuestro entendimiento del núcleo interno, sino que también prometen respuestas más profundas sobre la naturaleza misma de nuestro planeta y su dinámica interna.