La democracia en el mundo no goza de buena salud, asegura el papa Francisco

La democracia en el mundo no goza de buena salud, asegura el papa Francisco

Foto: Pixabay

En TriesteItalia, el papa Francisco expresó su preocupación por el estado de la democracia en el mundo actual. "Es evidente que la democracia no goza de buena salud", afirmó el pontífice, mencionando los bajos porcentajes de votantes y las "tentaciones ideológicas y populistas" como factores preocupantes.

 

En el marco de la 50ª Semana Social de los Católicos, alrededor de 8,500 personas se reunieron en el Centro de Convenciones de Trieste. El papa subrayó que "la propia palabra 'democracia' no coincide simplemente con el voto del pueblo, sino que exige que se creen las condiciones para que todos puedan expresarse y participar". Y destacó que la crisis de la democracia es un fenómeno transversal que afecta a diversas realidades y naciones.

 

Francisco definió la indiferencia hacia las elecciones como "el cáncer de la democracia", que se refleja en la baja participación ciudadana, y comparó la crisis del sistema democrático con "un corazón herido". Además, enfatizó que "la participación no se improvisa", sino que debe ser fomentada y adiestrada.

 

 

Durante su discurso, Francisco también abordó el tema de la marginalidad, afirmando que cada vez que una persona es dejada de lado "todo el cuerpo social sufre", por lo que hizo un llamado a prestar atención a aquellos que quedan fuera o al margen de los procesos sociales.

 

"La cultura del descarte dibuja una ciudad donde no hay lugar para los pobres, los no nacidos, los frágiles, los enfermos, los niños, las mujeres, los jóvenes", enumeró el papa. También criticó el poder autorreferencial, describiéndolo como "una enfermedad incapaz de escuchar y dar servicio a las personas" y afirmó que "todos deben sentirse parte de un proyecto de comunidad: nadie debe sentirse inútil".

 

Sobre las ideologías, Francisco las describió como "seductoras" y las comparó con el flautista de Hamelin, advirtiendo que aunque atraen, llevan a las personas a negarse a sí mismas.

 

El pontífice también criticó el asistencialismo, definiéndolo como "enemigo de la democracia" y acusó a las formas que no reconocen la dignidad de las personas de ser una "hipocresía social". Finalmente, señaló que "detrás de tomar distancias con la realidad social está la indiferencia, que es un cáncer de la democracia, un no participar".

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