La cuarta revolución industrial o la industria 4.0 ya está aquí, aunque quizás todavía no se ve con claridad. Esta nueva revolución tecnológica se caracteriza por la combinación de tecnologías de última generación como la inteligencia artificial, la robótica, Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), el análisis de datos, la computación en la nube y la fabricación aditiva (impresión 3D). Su nombre lo dio el presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, para referirse a la digitalización de los modelos comerciales. Sin embargo, su efecto es todavía difícil de comprender tanto en la economía como en la sociedad.
Según el gerente general de Universal Robots, Denis Pineda, la industria 4.0 tuvo lugar luego de la revolución digital del siglo XXI, la cual marcó el comienzo de una era caracterizada por una mayor conectividad, capacidades analíticas sofisticadas, tecnologías de automatización mejoradas y avances de fabricación de vanguardia. De esta forma, la "revolución 4.0" se construyó a partir de la digitalización proveniente de la tercera revolución digital.
Esta nueva era presenta cuatro principales tecnologías que rompen con las revoluciones tecnológicas anteriores: conectividad a través de tecnología en la nube, análisis de datos incorporando metodologías avanzadas a partir del uso de inteligencia artificial, interacción hombre-máquina mediante entornos de realidad virtual y técnicas de ingeniería avanzadas como la impresión 3D.
Pineda afirma que las tecnologías 4.0 pueden mejorar las cadenas de valor, garantizando mayores niveles de productividad, como también beneficios para los empleados y los clientes. Su efecto puede verse en varios aspectos de la compañía, pero también puede observarse su impacto social. La consultora McKinsey considera que la industria 4.0 puede potenciar la creación de valor para fabricantes y proveedores hasta alcanzar 3,7 billones de dólares para el año 2025.
De acuerdo con Pineda, la industria 4.0 ha transformado los modelos de negocios reorientando sus actividades que antes se concentraban en el producto, para enfocarlas en el cliente. A partir del análisis de datos, las compañías registran las necesidades de los consumidores y, de esta forma, ajustan sus ofertas. El modelo empresarial enfocado en los datos le permite diferenciarse de sus competidores y alcanzar una mejor rentabilidad.
Por otra parte, la industria 4.0 produjo ciertas contradicciones en lo social. Mientras que, por un lado, la automatización ha provocado el aumento de las tasas de desempleo, se ha intensificado al mismo tiempo la demanda de esfuerzos de mejora y reciclaje de las habilidades de los trabajadores que tienen dificultades para adaptarse debido a la edad u otras limitaciones.
Entre los cambios que se prevén para la próxima década se apunta a una disminución sustancial de las habilidades físicas o manuales. En segundo lugar, disminuirán en menor medida la demanda de habilidades básicas de alfabetización y aritmética. Mientras que habilidades tecnológicas, como la codificación, experimentarán el doble de la demanda.
Uno de los inconvenientes con el que esta revolución puede chocar es con los requisitos que son parte de una cultura tradicional en el ámbito empresarial, tales como la excesiva burocracia. Ante estos inconvenientes, Pineda asegura que la industria emergente debe catalizar la cultura organizacional con el fin de prepararse para recibir a la industria 4.0.
Con relación a la llegada de este tipo de industria a América Latina, Pineda considera que la región se está preparando para transformar el sector manufacturero a partir de las nuevas tecnologías. De hecho, según el estudio del especialista, la industria 4.0 podría desempeñar un papel fundamental en el renacimiento de la industria manufacturera en México y muchos países de Latinoamérica. Por lo tanto, desde este aspecto, el futuro se ve alentador para el continente. (Notipress)