¿Plataformas digitales que delincuentes usan para captar menores?, ¿cuáles son?

De acuerdo con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, este sector de la población tiene derecho de acceso universal a las Tecnologías de la Información y Comunicación, así como a los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, incluido el de banda ancha e Internet.

Sin embargo, en la actualidad, los menores utilizan el internet para ingresar a diversas plataformas digitales sin la supervisión de un adulto, quedando expuestos ante los ciberdelincuentes, que han extendido sus redes para captar principalmente a niñas, niños y adolescentes.

Conforme al estudio “Estado de las políticas y regulación sobre la ciberseguridad para niñas, niños y adolescentes en México 2022”, elaborado por la Asociación de Internet MX, en México los delitos más comunes denunciados contra niños y adolescentes son la pornografía y la pedofilia en línea. Menciona que, al tratarse de un sector económicamente dependiente, los delincuentes buscan atacar otros de sus bienes, como su imagen, su intimidad, privacidad e inclusive su vida con actos como el acoso cibernético, el grooming (acoso sexual en línea), la suplantación de identidad y el acceso no autorizado a cuentas en línea.

Dentro de las plataformas digitales con mayor vulnerabilidad para niños, niñas y adolescentes se encuentran:

• Yik Yak: una aplicación en la que todos los usuarios son anónimos. A través de ella se publican mensajes a los que tienen acceso hasta 500 personas cercanas al autor de estos, lo que la convierte en una aplicación susceptible de contribuir con el bullying y el acoso.
• Snapchat: es una aplicación de fotos y vídeos que se autodestruyen y desaparecen a los pocos segundos de ser enviados. El hecho de que el contenido desaparezca puede hacer pensar a los usuarios que son libres de enviar cualquier tipo de contenido. Sin embargo, durante esos segundos de visualización se puede hacer una captura de pantalla, por lo que realmente el contenido no desaparece.
• Poof: esta aplicación permite ocultar cualquier otra aplicación que se tenga en el teléfono. Aunque actualmente está eliminada de las plataformas de descarga, es posible utilizarla si ya se había hecho la descarga con anterioridad.
• Omegle: es una aplicación para charlar con desconocidos. Los usuarios se reconocen como “tú” y “el extraño”. Sin embargo, puede estar conectada con Facebook, por lo que, en teoría, selecciona perfiles con gustos parecidos. Este tipo de aplicaciones puede fomentar el uso de perfiles falsos.

• Whisper: llamada la aplicación de los secretos, ya que es una aplicación en la que los usuarios son anónimos y que originalmente se creó para poder compartir secretos que no se pueden contar a personas que conocemos.
• Down: es una app que permite catalogar a tus amigos de Facebook entre los que les gustaría salir de fiesta y los que les gustaría tener una relación sin sentimientos de por medio. En caso de que haya coincidencia, pone en contacto a las dos personas.
• Tinder: una de las aplicaciones con más usuarios, sin duda es Tinder, una app para encontrar pareja, en la que los usuarios publican su foto. En principio, está prohibido su uso para menores de edad; sin embargo, basta con modificar la fecha de nacimiento para acceder a ella.
• Qooh.me y Ask.fm: ambas aplicaciones permiten que desconocidos hagan preguntas de manera anónima. Este anonimato provoca que se produzcan en ocasiones tanto preguntas como respuestas inapropiadas, agresivas o incluso intimidantes.
• Kik Messenger: se trata de una aplicación de chat que, aunque exige un registro a los usuarios, es complicado identificarlos. Con lo que el anonimato vuelve a ser una herramienta que puede potenciar el acoso y la falsificación de identidades.

Los traficantes involucrados en redes de trata de menores y de pederastia utilizan de forma común redes sociales y aplicaciones de mensajería y citas para reclutar a niños y jóvenes. Consiguen que las jóvenes confíen en ellos de forma rápida y pueden apelar a los sentimientos de las chicas para generar esta confianza, al amoldar su comportamiento al contenido subido por la víctima. En aplicaciones como Snapchat se hace más complejo seguir la pista de los traficantes ya que los mensajes privados desaparecen una vez consultados. Los servicios de Internet ofrecen a los traficantes la posibilidad de tratar con diversas víctimas de forma simultánea, lo cual facilita el contacto y la captación.

Pero también los videojuegos no están exentos del ciberdelito. Minecraft, Roblox, Counter-Strike: Global Offensive y PlayerUnknown's Battlegrounds, entre otros, son la puerta para que los niños y jóvenes interactúen con distintas personas a nivel mundial. Pero eso no es todo, la mayoría de los juegos tienen ganchos que incitan al jugador a gastar dentro del mundo online.

Los estafadores hacen uso de la conexión en línea para hablar o mensajear durante el juego, formar una amistad con los jugadores y conocer la capacidad económica y el interés de los usuarios para adquirir estos ganchos. Dentro de las plataformas hay personas que se hacen pasar por niños para tener pláticas e incluso enviar contenido para enganchar a los jóvenes.

Tras obtener la confianza de los usuarios, estos invitan a los jóvenes a acceder a páginas alternas a las oficiales de los videojuegos en las que prometen adquirir desde el avatar, trajes o vidas adicionales por un precio mucho más bajo. La mayoría de los niños, incitados por la amistad, el videojuego y una rebaja, otorgan los datos de las cuentas bancarias de los padres.

La Asociación de Internet MX detalló que, en casos graves, han detectado que los ciberdelincuentes han solicitado a los niños y adolescentes fotografías íntimas como pago por los accesorios dentro del videojuego.

¿Qué hacer ante el peligro que acecha a los niños y jóvenes a través de estas plataformas?

Los mecanismos de control parental son una buena herramienta. En los videojuegos existe la posibilidad de establecer límites en horarios, límites en la edad de los videojuegos o clasificación a los que pueden acceder los niños; límites asociados a la cantidad de dinero que pueden gastar o si requiere la autorización de un adulto para poder gastarlo.

En redes sociales es importante hablar con los jóvenes seriamente sobre las condiciones bajo las cuales podrán tener un perfil.

• Configurar su perfil con una privacidad al 100 %. Nadie que no sea su amigo podrá ver su información.
• Jamás aceptar a contactos o personas que no conozca.
• No compartir información personal como su dirección, datos de la familia, teléfono.
• Dejar claro que al subir una foto, esta pierde la privacidad y se torna del dominio público.
• El compromiso de denunciar acciones que le afecten.

Debe darte acceso para monitorear su actividad. Esto no quiere decir que vas a violar su privacidad constantemente. Simplemente que sepan que en cualquier momento podrás entrar a ver lo que hace.

No se trata de evadir y reprimirlos de la realidad que es evidente en su entorno. Se trata de darles todas las armas que los ayuden a identificar situaciones de peligro y sepan alejarse estratégicamente.