El mundo "ocupado" por el conflicto de Rusia y Ucrania, cuando hay más guerras en el planeta

El mundo "ocupado" por el conflicto de Rusia y Ucrania, cuando hay más guerras en el planeta

Foto: FreePik

Este fin de semana, los ojos del mundo fijaron su vista en Suiza, donde se llevó a cabo la Cumbre para la Paz en Ucrania, con el propósito de acordar una senda para encontrar una salida pacífica al conflicto entre Rusia y Ucrania.

 

Cerca de 100 países se reunieron durante dos días, llevando a cabo intensos encuentros privados y debates en pleno entre mandatarios y representantes de alto nivel, en los que se coincidió en la urgencia de poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania.

 

La declaración final de la cumbre resaltó la necesidad de garantizar la seguridad nuclear, la seguridad marítima, así como la liberación de prisioneros.

 

Sin embargo, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania no es el único que se desarrolla actualmente en el mundo. Existen varios países del orbe que se encuentran en guerra, por diversos motivos.

 

En días pasados, el grupo de expertos internacionales del Institute for Economics and Peace (IEP) reveló que el mundo se encuentra en una encrucijada y, sin un esfuerzo concertado, existe el riesgo de que aumenten los grandes conflictos.

 

En su informe, la IEP asegura que actualmente hay 56 conflictos, la mayor cantidad desde la Segunda Guerra Mundial. Estos conflictos se han vuelto más internacionales con 92 países involucrados fuera de sus fronteras, siendo la mayor cantidad desde el inicio del Índice de Paz Global (GPI).

 

El estudio señala que el creciente número de conflictos menores aumenta la probabilidad de más conflictos importantes en el futuro. Por ejemplo, en 2019EtiopíaUcrania y Gaza se identificaron como conflictos menores.

 

Estos son algunos de los conflictos más sobresalientes que se viven en este 2024:

 

Línea de Gaza

 

El sábado 7 de octubre de 2023, se registró un sorpresivo ataque por parte de Hamás desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel, considerado por muchos como el peor que ha sufrido el país desde su creación. En respuesta, el gobierno israelí declaró formalmente la guerra al día siguiente, autorizando “acciones militares significativas” contra el grupo de militantes palestinos.

 

El viernes 13, casi una semana después, la infantería israelí hizo sus primeras incursiones en la Franja de Gaza desde la ofensiva de Hamás, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dijo que la campaña de represalias no había hecho más que empezar.

 

Las operaciones israelíes han sido devastadoras, acabando con gran parte de la franja; matando a más de 20,000 palestinos; exterminando generaciones enteras de familias y dejando a un número incalculable de niños muertos, mutilados o huérfanos. Israel ha lanzado cargas explosivas masivas, incluidas bombas de 2,000 libras, en áreas densamente pobladas.

 

Netanyahu ha proporcionado pocos detalles sobre su objetivo final para Gaza, excepto que Israel retendrá el control de la seguridad sobre la Franja. Rechaza la idea, promovida por Washington, de que la Autoridad Palestina, que gobierna parte de Cisjordania y está dominada por Fatah, el principal rival palestino de Hamás, pueda desempeñar un papel en la gobernabilidad de Gaza después de la guerra. Sostiene que Israel luchará hasta eliminar a Hamás.

 

 

El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó a Hamás a aceptar una nueva propuesta israelí para poner fin al conflicto en Gaza, afirmando que "es hora de que termine esta guerra". La propuesta de tres partes comenzaría con un alto el fuego de seis semanas en el que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se retirarían de las zonas pobladas de Gaza.

 

También habría un "aumento" de ayuda humanitaria, así como un intercambio de algunos rehenes por prisioneros palestinos. El acuerdo conduciría eventualmente a un "cese de hostilidades" permanente y a un importante plan de reconstrucción para Gaza.

 

Sáhara

 

Este territorio de casi 270,000 kilómetros cuadrados, principalmente de arena y escasamente poblado, es objeto de una disputa territorial que se remonta a la década de los 70 del siglo pasado. Situado en la costa noroeste de África, el Sahara Occidental es una antigua colonia española que fue anexionada por Marruecos en 1975.

 

La lucha se prolongó hasta 1991, cuando la ONU negoció una tregua que preveía la celebración de un referendo. La tensión bélica entre Marruecos y el Polisario se reactivó a finales de 2020 tras la incursión de las tropas marroquíes en el paso fronterizo de Guerguerat, una zona desmilitarizada que separa Mauritania de las zonas controladas por Marruecos.

 

La incursión motivó que el Frente Polisario considerara que Marruecos había roto el acuerdo de alto el fuego suscrito en 1991 y declarara el estado de guerra en todo el territorio.

 

 

Más allá de la reclamación histórica, el Sáhara Occidental, con 1,100 kilómetros de costa atlántica, es un territorio rico en recursos naturales y posee una de las minas de fosfatos más grandes del mundo, además de importantes bancos de pesca y yacimientos de petróleo. Es además el único territorio del continente africano cuyo estatuto postcolonial no ha sido solucionado.

 

Sudán

 

No hay dinero para paliar la hambruna en Sudán, tampoco hay titulares ni declaraciones grandilocuentes para los muertos de este conflicto olvidado, silenciado e ignorado. En un artículo publicado en diciembre del año pasado, describió el horror que allí se vive mientras la comunidad internacional mira para otro lado.

 

En abril de este año, Sudán cumplió el primer aniversario de una cruenta guerra entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un conflicto que ha sumido a 25 millones de personas, cerca de la mitad de la población, en una grave crisis humanitaria que amenaza con derivar en una hambruna a gran escala, sin visos de que los intermitentes contactos entre las partes vayan a derivar en un acuerdo de paz.

 

El conflicto estalló el 15 de abril de 2023 tras meses de tensiones entre el Ejército y las RSF —ahora declaradas un grupo terrorista por Jartum— en torno al proceso de reintegración de estas últimas en las Fuerzas Armadas, reflejo de una lucha de poder entre ambos grupos en el marco del inestable proceso de transición abierto tras el derrocamiento en 2019 del régimen de Omar Hasán al Bashir.

 

A pesar de los esfuerzos internacionales para lograr un acercamiento entre las partes, incluidos contactos mediados por Estados Unidos y Arabia Saudí, las posturas del Ejército y las RSF siguen distanciadas, sin compromisos firmes siquiera para permitir la entrega segura de ayuda a la población, lo que ha limitado las operaciones humanitarias.

 

 

La guerra ha provocado el desplazamiento de más de 10 millones de personas. Según la ONU Mujeres, las mujeres y los niños están soportando la mayor carga de la crisis, con 19 millones de niños en edad escolar fuera de los colegios y más de un centenar de informes sobre violencia sexual, cifra que no recoge la amplitud de los casos que han tenido lugar en el marco del conflicto.

 

Birmania

 

Tras una ofensiva en el noreste del Estado de Shan en octubre de 2023, la junta militar, el Consejo Administrativo Estatal (SAC), perdió el control de grandes áreas en la frontera con China. A principios de abril, la ciudad fronteriza de Myawaddy, centro de transporte de mercancías entre Tailandia y Birmania, cayó en manos de la minoría étnica karen, que lleva décadas de lucha contra el Gobierno central. En el oeste, en la frontera con Bangladés, está el Ejército de Arakan (AA).

 

En 2023, el país experimentó un asombroso aumento del 270 por ciento en muertes y lesiones por minas terrestres y restos explosivos de guerra en comparación con 2022, con más de 1,000 víctimas reportadas en todo el país. La población permanece expuesta a continuos combates entre el ejército de Myanmar y el ejército de Arakan, con bombardeos aéreos intensos, incluso en zonas residenciales.

 

Muchas personas se enfrentan a la escasez de agua a medida que se acercan las semanas más secas del año. La inseguridad alimentaria también es una preocupación importante debido al incremento vertiginoso de los precios y a los suministros de mercado extremadamente limitados en muchos lugares.

 

La ONU estima que la continua escalada del conflicto desde 2021 alcanza los más altos niveles de violencia, con un fuerte impacto en el país y la región.

 

Lo que comenzó como una amenaza de delincuencia regional en el sudeste asiático es ahora una crisis desenfrenada de tráfico de personas y comercio ilícito con implicaciones globales.

 

El Sahel

 

Mientras el mundo concentra la mirada en Gaza y Ucrania, las crisis en el Sahel occidentalSudán y República Democrática del Congo se agravan, afectando brutalmente a decenas de millones de personas.

 

La región es un polvorín. Sacudida por múltiples golpes de Estado en los últimos años, la zona sufre un deterioro de su situación de seguridad, que ya era pésima. Las juntas militares que mandan en Burkina FasoMalí y Níger combaten sin contemplaciones para recuperar terreno controlado por yihadistas y otros grupos armados. En este contexto, la región se ha convertido en el epicentro del terrorismo mundial, con una de cada tres muertes por esta causa en todo el planeta, según el Índice de Terrorismo Global publicado por el Instituto para la Economía y la Paz.

 

El Sahel Central es una región africana que incluye Burkina Faso, Malí y Níger, marcada por alarmantes niveles de violencia, inestabilidad política y pobreza extrema. En algunas áreas, los niveles de violencia son alarmantes, se reportó la muerte de casi 700 civiles tan solo entre octubre y noviembre de 2023, es decir, 11 personas cada día, lo cual constituye casi el doble de los índices reportados en septiembre. Muchos menores de edad son asesinados, secuestrados o reclutados por los grupos armados de estos países.

 

Haití

 

Las pandillas controlan las infraestructuras del país, desde las comisarías hasta los puertos marítimos. Han perseguido a cientos de miles de personas de la capital y se sospecha que tienen vínculos con el asesinato del presidente de Haití en 2021.

 

Diplomáticos y funcionarios occidentales afirman que la influencia y la capacidad de muchas pandillas criminales haitianas están evolucionando, convirtiéndolas en una amenaza cada vez mayor para la fuerza policial multinacional.

 

Los criminales controlan gran parte de la capital, Puerto Príncipe, así como áreas del norte, especialmente el Valle del Artibonito. Guerras brutales por el territorio, donde las pandillas luchan entre sí y atormentan a civiles, han llevado a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares, algunos buscando refugio en campamentos de desplazados improvisados donde pueden enfrentar peligros similares a los que huyeron, incluida la violencia sexual.

 

Casi la mitad de la población de Haití, alrededor de 5.2 millones de personas, necesita ayuda para subsistir. La depredación de las pandillas ha generado más violencia. Grupos de vigilantes conocidos como Bwa Kale, formados en respuesta a la violencia de pandillas, han linchado a cientos de presuntos miembros de pandillas sin disminuir significativamente la actividad de estas.

 

Actualmente hay 110 millones de personas refugiadas o desplazadas internamente debido a conflictos violentos, y 16 países ahora reciben a más de medio millón de refugiados.

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