A unas semanas de que se cumpla el primer semestre del 2024, el escenario en materia económica no es de lo más favorable para la población mexicana. La inflación se aceleró en mayo de este año por tercer mes consecutivo, con una tasa anual de 4.69 %, desde el 4.65% registrado en abril, presionada al alza por el incremento en los precios de los servicios y de los productos agropecuarios.
El alza generalizada y sostenida de los precios, mejor conocida como inflación, genera que sea más difícil para las personas, los negocios familiares y las empresas adquirir productos y servicios necesarios para su crecimiento y desarrollo.
A este panorama, hay que sumarle las sequías y las altas temperaturas, que se están convirtiendo en un severo problema en la lucha contra la inflación, ya que afecta la formación de precios en productos como frutas y verduras.
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De acuerdo al INEGI, en abril, la inflación de las frutas y verduras repuntó 3.94 % a tasa mensual, el más alto para un mismo mes desde el 2021.
Y si esto no fuera suficiente, la depreciación del peso es otra situación que impacta en la economía mexicana; la reacción de la moneda mexicana refleja el miedo de los mercados financieros sobre los posibles cambios en políticas económicas y públicas que podrían afectar la estabilidad y el crecimiento económico del país, después de que Morena y sus aliados ganaran la mayoría en el Congreso, lo cual los coloca en la posición de hacer cambios en la Constitución.
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¿Cómo afecta a los mexicanos que el peso pierda valor frente al dólar?
Sin duda, la depreciación del peso puede tener impactos significativos en la economía, afectando el costo de las importaciones y las exportaciones, así como la inflación y la estabilidad financiera en general, pero ¿de qué manera afecta este panorama al ciudadano común?
Cuando el peso pierde valor frente al dólar, el poder adquisitivo de los mexicanos también se reduce, ya que necesita más dinero para comprar los mismos productos, sobre todo los importados. Pero, si este escenario influye en el incremento generalizado de los precios, también contribuyen a la inflación.
Con el aumento del valor del dólar, las familias ven mermado su poder adquisitivo, pues pagarían un precio mayor por productos y servicios; asimismo, afecta a sectores como el textil, el alimenticio y el de la salud. Incluso, los créditos bancarios también incrementarían su valor, lo que complicaría la obtención de inmuebles o propiedades de valor.
Además de estás afectaciones, se suma el impacto considerable en el corto plazo que podría presentarse en las tarjetas de crédito. Aunque el precio de la moneda estadounidense no está directamente vinculado con características como las tasas de interés de los plásticos, algunos tienen anualidades y programas de recompensas cotizadas en dólares, por lo que el impacto es directo.
Hay tarjetas de crédito en el mercado, sobre todo de American Express, que tienen anualidad en dólares, pero el cargo al tarjetahabiente se le cobrará en pesos. Y aunque los plásticos más costosos van dirigidos a segmentos oro y platino (es decir, usuarios con ingresos comprobables de al menos 30,000 y hasta 80,000 pesos mensuales, quienes podrían asimilar el encarecimiento de su anualidad), el resto de los tarjetahabientes no se salva de los efectos de un dólar caro debido a que impacta en otros rubros.
Por otro lado, con el aumento del valor del dólar se ven beneficiados aquellos mexicanos que reciben dólares desde Estados Unidos, ya que equivale a más pesos
Además, el sector turístico también se beneficia del aumento del valor del dólar, ya que los ingresos obtenidos también son mayores. De esta manera, las zonas que dependen del turismo como principal fuente de ingresos son las más favorecidas, ya que para los estadounidenses es más económico vacacionar en México.