El liderazgo de los partidos de oposición quedó altamente cuestionado tras la pronunciada derrota en las urnas el 2 de junio. Tanto los dirigentes nacionales del PRI y el PRD fueron llamados a dejar sus cargos, algo de lo que Marko Cortés Mendoza en el PAN no quedó exento, pues desde su arribo al partido se han dado grandes derrotas, aunque él se niega a dejar el puesto.
Tras la derrota en la contienda presidencial del 2018, el PAN cambió en repetidas ocasiones de dirigente nacional, hasta que en noviembre designaron oficialmente a Marko Cortés. Casi seis años después, Marko Cortés sigue en el cargo acumulando derrota tras derrota, como la recientemente vista el pasado 2 de junio, no sólo en la elección presidencial, sino también en diferentes estados.
Pese a sus resultados al frente del principal partido de oposición, el panista seguirá en la dirigencia del instituto hasta que la ley se lo permita, aunado al hecho de que se autopremió antes de las elecciones encabezando la lista nacional de senadores de Acción Nacional, por lo que es seguro su curul en la Cámara Alta por los próximos seis años.
Una derrota tras otra con Marko Cortés
Marko Cortés llegó a la presidencia del PAN en noviembre del 2018 para suceder a Marcelo Torres Cafiño, quien a su vez sucedió a Damián Zepeda, todo en el mismo año cuando sufrieron la derrota contra Andrés Manuel López Obrador. Entró en un momento en el que el partido tenía que consolidarse como una oposición fuerte, pero en los hechos su liderazgo ha sido señalado por numerosos errores y fracasos que han llevado a Acción Nacional a una situación crítica.
Al momento de que Cortés Mendoza llegó a la dirigencia, el PAN gobernaba en 12 estados y sus puntos más fuertes eran Guanajuato, Puebla y Aguascalientes. Seis años después, el escenario cambió, pues el partido gobierna cinco entidades: Guanajuato, Chihuahua, Querétaro, Aguascalientes y Yucatán, aunque esta última la perdieron y será gobernada por Morena.
Su primera gran derrota se vio en Puebla, pues tras la muerte de Martha Erika Alonso, gobernadora que estuvo en el cargo diez días, el PAN perdió las elecciones extraordinarias frente a Morena, empezando así la debacle para Acción Nacional.
Esto causó que al poco tiempo de que arribó hubo quienes no lo vieron como una figura a la altura de las circunstancias. A finales del 2019, exdiputados y senadores, anteriores dirigentes y militantes del PAN, así como exgobernadores, ya pedían la renuncia de Marko Cortés por considerar que con él al frente, el partido no tendría oportunidad de crecimiento en militancia y preferencias electorales.
Otro fallo en la gestión de Marko Cortés es no consolidar una oposición real contra el presidente López Obrador. Tras los resultados obtenidos por las anteriores dirigencias en 2018, para las elecciones intermedias del 2021 el PAN se unió a los otros dos partidos de oposición, PRI y PRD, para competir “mejor” contra la 4T, algo que lograron medianamente.
Hace tres años, la coalición “Va por México” logró una “victoria” en las urnas, ya que juntos, PAN, PRI y PRD le quitaron la mayoría absoluta a Morena en la Cámara de Diputados, lo que a la postre sirvió para bloquear el avance de algunas reformas que quiso aprobar el oficialismo. Pese a esto, el PAN volvió a perder estados y no pudo quitarle el control del Congreso a Morena, PT y Verde.
Para el 2022, el panorama no cambió para el partido “dirigido” por Marko Cortés, ya que en la elección de seis gubernaturas, el PAN sólo ganó una, en Aguascalientes, dejando el mapa político como actualmente lo vemos. A esto se sumó que nuevamente hubo voces de panistas que pedían su salida del partido por los fracasos acumulados.
En 2023, únicamente hubo dos gubernaturas en disputa, Estado de México y Coahuila, aunque en ninguna hubo candidatura panista, toda vez que los candidatos fueron del PRI. Las victorias fueron divididas, una para Morena y otra para el PRI, pero hubo críticas en torno a la figura de Cortés porque en los acuerdos hechos con el tricolor, negociaron la repartición de secretarías, notarías y organismo autónomos.
Finalmente llegó la elección presidencial del 2024 en la que el PAN resultó ganador de la candidatura con Xóchitl Gálvez, que si bien no es militante de ningún partido, llevaba más de 20 años de trabajo con gobiernos panistas. La elección levantó expectativa, pero llegado el 2 de junio, la oposición liderada por el PAN de Marko Cortés se llevó una derrota contundente.
La candidata de oposición del PAN, PRI y PRD perdió al sólo conseguir 16’502,697 votos, frente a los más de 35 millones de Claudia Sheinbaum, de Morena. En lo individual, el PAN se llevó 9’644,918 sufragios, es decir, tres millones de votos menos de los que obtuvo en su momento Ricardo Anaya en las elecciones del 2018, ya que en ese año Acción Nacional tuvo 12’610,120 votos.
Su derrota a nivel presidencial no llegó sola, ya que también se dio su caída en el poder Legislativo, donde Morena también barrió con el PAN y compañía. Mientras que la 4T se llevó 256 curules de la Cámara de Diputados, la coalición “Fuerza y Corazón por México” obtuvo apenas 42 lugares. En varios estados ni siquiera ganaron al menos un distrito, como en Puebla, donde perdieron 16 de 16.
En tanto, en la Cámara de Senadores, Morena y aliados rebasaron a la oposición, ya que ganó en 29 de 32 entidades y colocó a un total de 83 senadores con todo y los plurinominales, tres menos de los que requiere la mayoría calificada, mientras que PAN, PRI y PRD se quedaron con 40, aunque en lo particular Acción Nacional sólo se fue con 22 senadores, entre ellos Marko Cortés.
Y es que en diciembre de 2023 se informó que el líder nacional del PAN, Marko Cortés, tenía el primer lugar en la lista nacional de senadores de Acción Nacional, con lo que tendría asegurado su curul por seis años, pasara lo que pasara en las elecciones federales y pese a sus resultados en sus seis años como presidente nacional del partido.