Anselmo Salvador Chávez Capó, catedrático de la UPAEP, señaló que uno de los factores más determinantes para el crecimiento económico para el próximo gobierno son las reformas constitucionales planteadas por el poder Ejecutivo. Explicó que el gobierno saliente debe cuidar distintos aspectos para dar finanzas sólidas.
Anselmo Sánchez Capó dijo que con el futuro gobierno de México que encabezará Claudia Sheinbaum Pardo, las expectativas de crecimiento económico de México bajaron, pues del 3 % anual que se dio por dos años seguidos, para el próximo año se tiene proyectado un crecimiento del 2.6 % en el Producto Interno Bruto (PIB).
Parte de esto se dio tras el triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo el 2 de junio, ya que hubo un factor que generó incertidumbre en los mercados: la obtención de la mayoría en el Legislativo. Antes de la elección no se sabía que el oficialismo tendría la mayoría de senadores y de diputados federales, pero ahora que es casi un hecho, esto tuvo repercusión en la economía.
Con la mayoría calificada en ambas cámaras, el llamado “Plan C”, cabe la posibilidad de aprobar reformas constitucionales. Puntualmente, el especialista señaló dos reformas que hacen incierta la situación del país: la desaparición de los órganos autónomos como el INAI y el INE, y la reforma al poder Judicial que afectaría directamente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
A esto se sumaron las declaraciones de Ignacio Mier Velazco, líder de los diputados de Morena, quien ayer declaró que esas y otras reformas podrían estar listas antes de que finalice el sexenio de AMLO. Ello derivó en una inestabilidad en el mercado financiero y fluctuación en el tiempo de cambio que llevó el dólar a un costo de 18.61 pesos.
“¿Por qué no hubo cambios a lo largo o previo a la elección? Porque, aparentemente, de acuerdo a la manera en que se habían leído las encuestas, el gobierno entrante no iba a tener todas las cámaras a su favor”, dijo Anselmo.
Este tipo de cambios a la Constitución, dijo, generan “miedo” en los inversionistas porque al cambiar las condiciones que se tienen actualmente para invertir en el país, no se sabe bajo qué condiciones quedarán después. Si bien las empresas que ya están instaladas tienen cierto grado de certeza sobre las normas que hay en el país, no se sabe en qué sentido vendrán las reformas y si esto podría derivar en la fuga de capitales.
