La llamada “Cuarta Transformación” seguirá gobernando México al menos por seis años en México y otras seis entidades del país, sumando un total de 24 entidades bajo su mandato. Morena, PT y el Partido Verde (PVEM) arrasaron el 2 de junio en las casillas, llevándose la mayoría de las dos cámaras legislativas, algo que sucede a pesar de que se creía que habría el “voto de castigo”.
En los estados que fueron abandonados por el gobierno federal o el estatal, así como en los que hubo más violencia y falta de servicios no se dio el voto de castigo, ya que fue donde más votos juntó la 4T. Morena ganó la elección por la presidencia, pero en 31 de las 32 entidades tuvieron la mayoría de los votos, destacando lugares como Tabasco, Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Puebla.
El huracán Otis, ser el sexenio más violento de la historia o la creciente inseguridad en las calles y carreteras del país no tuvieron impacto alguno en los votantes que siguieron dándole el voto de confianza a la 4T para gobernar el país y para retener al menos seis entidades. En los hechos, lejos de haber voto de castigo, Morena se vio más fortalecido e incluso superó el total de votos que obtuvo en 2018.
En cuanto a proporción, Tabasco fue el estado que más votos le dio a Sheinbaum, ya que ahí obtuvo el 80.5 %, equivalente a 897,143 sufragios, seguido de Oaxaca con 76 %, Quintana Roo con el 73.17 %, Guerrero con 71.66 % y Chiapas con 71.55 %. Sin embargo, la entidad que le dio más votos en número reales fue el Estado de México con 5.1 millones y la Ciudad de México con 3.09 millones de votos.
Algunos espacios y otros se caracterizan por ser las ciudades más violentas del país y otros no recibieron el apoyo esperado por el gobierno federal en los momentos de mayor apremio.
Por ejemplo, en Guerrero hubo 1’110,844 millones de votos a Claudia Sheinbaum, pero el estado sufrió los estragos del huracán de categoría 5 Otis en octubre del año pasado, sin que recibiera el presupuesto para su recuperación. Este fue uno de los más devastadores de los últimos años y dejó a 50 personas muertas y más de 30 desaparecidos, más los daños y afectaciones a casas y comercios.
A lo anterior se sumó el abandono del estado y la federación por días en los que no hubo electricidad, ausencia de la gobernadora y aumentó la escasez de alimentos y medicamentos para la gente de la zona. Por si fuera poco, el estado de Guerrero es uno de los más violentos del sexenio con casos como el secuestro y asesinato de una menor la navidad pasada en Chilpancingo.
De hecho, la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, fue captada en un video sentada junto a un presunto líder de una banda del crimen organizado. Ella fue de las pocas que sí recibió el voto de castigo, ya que no logró la reelección y Morena perdió el municipio.
Otra entidad en la que no hubo voto de castigo fue la CDMX, donde gobernó Claudia Sheinbaum y hubo varias situaciones críticas que llevarían al voto de castigo. En lo más reciente, el principal escándalo en la capital fue el agua contaminada con hidrocarburos, algo que el gobierno de la ciudad negó a pesar de múltiples estudios que exhibieron la contaminación en la alcaldía Benito Juárez.
Por si fuera poco, en esta entidad ocurrió una de las tragedias más grandes del sexenio, que es la caída de la Línea 12 del metro. La noche del 3 de mayo del 2021 se cayó un vagón del metro de la CDMX entre las estaciones Olivos y Tezonco, dejando a 27 personas muertas y más de 80 heridas.
En ese entonces la jefa de Gobierno era la propia Sheinbaum, pero esto no le afectó en carrera por la presidencia y tampoco a su sucesora, Clara Brugada, quien ganó las elecciones y ahora es la jefa de Gobierno electa para los próximos seis años.
Por su parte, los municipios donde se vive más inseguridad y violencia en el país tampoco mermaron en la cantidad de votos que recibió la izquierda mexicana. Ciudad Obregón, Sonora; Manzanillo, Colima; Tijuana, Baja California, y Ciudad Juárez, Chihuahua, son parte de los diez más violentos de México y, al mismo tiempo, votaron por la continuidad a los gobiernos de Morena y aliados.
En los hechos, otros aspectos negativos de la actual administración federal no fueron suficientes para influir en el electorado. Ni la falta de medicinas, deficiencias en el sistema de salud y la fallida promesa de tener uno mejor que el de Dinamarca, así como la violencia en distintos estados y municipios, llevaron a lo que muchos pensaron que sería el voto de castigo.
Por el contrario, la actual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo llegó a una cifra histórica de votos, pues alcanzó los 35’924,519 de votos, superando los más de 30 millones que obtuvo en su mejor momento el presidente Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2018.
El partido que sigue con la tendencia de recibir el voto de castigo es el PRI, ya que con cada elección presidencial se debilita e incluso es desplazado como cuarta o quinta fuerza política. Mientras que en 2018 recibieron 9’289,853 votos, en las de este año se llevaron en lo individual 5’736,759, es decir, 3 millones menos, lo que los deja rezagados y con la expectativa de no sobrevivir en futuros comicios.