La neurodivergencia es un concepto que abarca la diversidad en el funcionamiento cerebral y comportamiento de las personas. Este término se utiliza para describir a aquellas personas cuyas habilidades y formas de procesar la información no se ajustan a lo que se considera común o estándar.
Entre las condiciones neurodivergentes más conocidas está el Trastorno del Espectro Autista (TEA), que afecta generalmente a la comunicación y a las interacciones interpersonales. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que se caracteriza por la dificultad para concentrarse y controlar impulsos. La dislexia afecta la lectura y la escritura, mientras que otras condiciones, como el Trastorno del Procesamiento Sensorial o el Síndrome de Tourette, pueden influir en la percepción sensorial.
Cada persona con neurodiversidad es única, y su neurodivergencia se manifiesta de maneras distintas en cada caso. En lugar de centrarse en las posibles limitaciones y el estigma social, es esencial reconocer y valorar las habilidades y perspectivas únicas que aportan las personas neurodivergentes a la sociedad y a la inclusión y diversidad de sus historias en el imaginario colectivo.
Fue a fines de la década de los noventa, cuando se comenzó a utilizar el término “neurodivergente”, en rechazó a la idea de que las personas con autismo son discapacitadas. Este nuevo enfoque ha sido empleado para reducir el estigma y promover la inclusión en las escuelas y en el lugar de trabajo.
Según el World Economic Forum (WEF), entre el 10% y el 20% de la población mundial se considera neurodivergente, reconociendo el hecho de que ciertos trastornos del desarrollo son variaciones normales del cerebro. Y, aunque las personas neurodivergentes pueden tener dificultades, también tienen ciertos puntos fuertes. Los equipos con profesionales neurodivergentes en algunas funciones pueden ser 30% más productivos que los que no los tienen.
Las características de las personas neurodivergentes difieren de acuerdo a las condiciones neurológicas específicas; sin embargo, algunas peculiaridades generales asociadas con la neurodivergencia son:
- Patrones de comportamiento repetitivos.
- Habilidades excepcionales en áreas específicas.
- Hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos sensoriales como luz, sonido, tacto y olor.
- Son susceptibles a la sobrecarga sensorial.
- Su estilo de pensamiento es único.
- Los cambios inesperados en sus rutinas pueden ser desafiantes.
- Dificultades para mantener la atención en tareas específicas, común en personas con TDAH.
- Dificultades en la lectura, escritura o comprensión del lenguaje, características de la dislexia.
- Dificultades en el procesamiento auditivo.
- Interés o enfoque intenso, profundo y especializado en áreas de su interés.
- Dificultades en la interpretación del lenguaje no verbal, expresiones faciales o tono de voz. Algunas personas pueden tener un enfoque más directo en la comunicación.
- Habilidades y talentos excepcionales en áreas específicas, como las matemáticas, la música, la creatividad o la memoria.
Cuando un niño tiene problemas de comportamiento, lo mejor es validar sus sentimientos y ayudarle a resolver esos comportamientos hablando calmadamente, explicando la situación y no prometer algo si no se va a cumplir.
En cambio, cuando un niño neurodivergente sufre una crisis de ansiedad, lo principal es no alzar la voz, se recomienda salir a caminar, respirar y una vez calmado volver a casa, hacerle sentir que no está solo y que el amor que sienten por él no va a cambiar jamás.
La neurodiversidad en sí misma no provoca nada en las personas, ya que simplemente es una manera de describir y entender la diversidad de las funciones neurológicas como variaciones normales.
En la actualidad, se tiende a aceptar la variabilidad y la diversidad del cerebro como una fortaleza y no como una debilidad. La clave está en dejar de enfocarse en aquello que las personas neurodivergentes no pueden hacer, dentro del estándar o lo normal, y se busca potenciar y aprovechar sus maneras particulares de procesar la información o de afrontar un problema.
Aunque las personas neurodivergentes tienen muchas fortalezas y habilidades, también enfrentan desafíos únicos que pueden dificultar su participación plena en la sociedad.
La falta de comprensión y aceptación de la neurodivergencia que experimentan las personas neurodivergentes generalmente puede afectar de forma negativa a la autoestima y a la confianza, lo que dificulta su participación activa y plena en la sociedad.
Las personas neurodivergentes pueden tener dificultades para comunicarse de manera efectiva, de hecho, puede afectar sus interacciones sociales y su participación en el ámbito laboral y educativo. La falta de comprensión y adaptación por parte de los demás puede dificultar aún más la comunicación y el acceso a oportunidades.
Muchas personas neurodivergentes enfrentan barreras para acceder a servicios y apoyo adecuados. Esto puede incluir dificultades para obtener diagnósticos precisos, acceso a terapias y tratamientos, apoyo en el lugar de trabajo y en la educación. Como resultado, la falta de recursos y apoyo adecuados puede limitar las oportunidades y el desarrollo de las personas neurodivergentes.
Las personas con neurodiversidad se enfrentan a muchos retos y desafíos tanto en el acceso al mercado laboral como en el desarrollo de sus habilidades dentro de una empresa. Tanto es así, que hay un alto índice de desempleo entre las personas neurodivergentes, como las personas autistas o con TDAH. Además, a menudo están en situación de subdesempleo, ocupando funciones que nada tienen que ver con sus capacidades.