La falta de propiedades asequibles y adecuadas conlleva a situaciones desafiantes para numerosas familias y comunidades, generando una presión adicional sobre los recursos disponibles y dificultando el acceso a condiciones de vida dignas.
En México, un total de 34.8 millones de viviendas conforman el panorama habitacional, pero de estas, 8.5 millones presentan rezagos que incluyen problemas como hacinamiento, falta de servicios sanitarios o deficiencias en los materiales de construcción, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
El escenario se torna más complejo al constatar que la disparidad entre los ingresos de las personas y el costo de la vivienda, tanto para vivir como para alquilar, ha alcanzado niveles alarmantes durante el actual sexenio, planteando un desafío considerable para aquellos que anhelan tener un hogar propio.
El aumento desmesurado en el valor de las propiedades residenciales se agravó debido a la persistente escasez de unidades disponibles en los inventarios, lo que dificulta aún más el acceso a una vivienda digna para la población.
El Sistema Nacional de Información e Indicadores de Vivienda (SNIIV) mostró que el registro de residencias en oferta disminuyó un 24.45% entre 2019 y 2022, pasando de 189.042 a 142.836 unidades respectivamente.
En tanto, hasta noviembre de 2023, se contabilizaron 151.779 unidades, evidenciando que la oferta no ha alcanzado los niveles previos a la pandemia. Además, se ha constatado que el inventario actual no satisface adecuadamente las necesidades económicas de la población mexicana, dado que la producción de lugares asequibles ha sido gravemente afectada.
En este panorama, un informe de Fitch Ratings destaca que, en medio de un contexto inflacionario y de encarecimiento del acceso al crédito, los latinoamericanos están experimentando una realidad de precios elevados en el mercado inmobiliario.
Esta dinámica también tiene repercusiones en Norteamérica, donde se espera que los precios se vean afectados por la escasez y una demanda menos activa debido a las altas tasas hipotecarias.
Si bien la desaceleración de la inflación en países como Brasil, Colombia y México, con la consiguiente reducción de las tasas hipotecarias, podría aliviar ligeramente la presión en los próximos años, el crecimiento continuo de los precios de la vivienda seguirá siendo un obstáculo para lograr poseer una propiedad.
En cuanto a México, se espera un incremento del 6-8% en los precios de la vivienda este 2024, mientras que en Brasil se proyecta un aumento del 5,5%. Colombia, por su parte, experimentará un crecimiento más moderado del 5-7% en 2024.
Asimismo, en Estados Unidos se prevé un aumento del 0-3% y en Canadá se espera un alza del 3-5%. Respecto a la morosidad hipotecaria, se pronostica que se mantenga en niveles estables en Brasil, México y Colombia, respaldada por mejoras en el entorno macroeconómico y prácticas conservadoras en la concesión de préstamos.
En el caso de la Ciudad de México, es específico, se ha visto un aumento en su población entre 2010 y 2020, con un incremento de 358 mil 864 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Este crecimiento ha generado un impacto significativo en los costos de alquiler y compra de propiedades, lo que ha llevado a un alza en ciertas alcaldías.
En este contexto, la plataforma Houm hizo un análisis detallado de la evolución del sector inmobiliario en la capital mexicana. Algunas de las alcaldías más demandadas en términos de vivienda son Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Tlalpan, gracias a su ubicación estratégica, seguridad y calidad de vida, lo que ha provocado, a su vez, una mayor demanda y, como resultado, precios más altos en comparación con otras áreas.
En cuanto al costo de alquiler en la Ciudad de México, la alcaldía Miguel Hidalgo se sitúa como una de las más costosas, con rentas que oscilan entre los 20 mil y 50 mil pesos mensuales. Otros lugares donde se encuentran precios elevados incluyen Cuauhtémoc, Coyoacán, Azcapotzalco, Benito Juárez, Álvaro Obregón, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Tlalpan y Tláhuac.
Esto es solo un ejemplo de cómo, durante los últimos 14 años, el mercado inmobiliario en el país ha sido testigo de un constante aumento en los precios. En esa línea, un reporte del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) reveló que el valor promedio de las propiedades alcanzó los 926 mil pesos hacia finales del 2023.
Es así como el déficit de opciones habitacionales ha obligado a la población a destinar una parte considerable de sus ingresos a la renta de hogares pese a los montos elevados. De hecho, si no se toman medidas correctivas, se proyecta que para el 2030 el país experimentará un incremento anual de 1.95% en el número de mexicanos buscando activamente un hogar.
Rezago habitacional
Aunque se ha logrado una reducción en el déficit habitacional, el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Román Meyer Falcón, dijo que todavía persisten alrededor de 33.4 millones de personas viviendo en condiciones precarias. Estas condiciones incluyen la falta de infraestructura básica como excusados, así como situaciones de hacinamiento.
No obstante, el funcionario resaltó los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que informó que, durante esta gestión, 1.9 millones de personas han dejado de enfrentar carencias en cuanto a la calidad de sus viviendas y espacios, mientras que 1.4 millones han logrado acceder a servicios básicos en sus hogares.
De esta manera, aunque la información proporcionada por el Coneval son un indicio alentador de que se están dando pasos en la dirección correcta, es crucial mantener el impulso para seguir avanzando hacia un país más equitativo y con mejores estándares de vida para todos sus habitantes.