La importancia de cuidarte del sol en esta temporada… y siempre

La importancia de cuidarte del sol en esta temporada… y siempre

Foto: FreePik

El sol es imprescindible para la vida, y en el ser humano es necesario para la síntesis de la vitamina D, favorece la circulación sanguínea y mejora algunas enfermedades de la piel. También es conocido su efecto en la producción de neurotransmisores, sustancias químicas que facilitan la actividad de las neuronas.

 

Puede ser divertido, pero también tiene un lado peligroso. Exponerse demasiado al sol puede ser dañino, en especial para la piel. Años de broncearse al sol o de estar expuesto a la luz del sol durante mucho tiempo pueden provocar arrugassequedadmanchas por la edad e incluso cáncer.

 

La exposición al sol provoca la mayoría de los cambios en la piel que creemos son parte normal del envejecimiento. Con el paso del tiempo, la luz ultravioleta (UV) del sol daña las fibras de la piel llamadas elastina, cuando estas fibras se debilitan, la piel comienza a perder firmeza y elasticidad, y pierde su capacidad de volver al lugar luego de estirarse. También se forman moretones y grietas con más facilidad, y le lleva más tiempo sanar. Por lo tanto, si bien el daño solar en la piel podría no ser visible en la juventud, sin duda se hará notar más adelante.

 

Demasiada radiación UV proveniente del sol puede dañar el material genético (ADN) en las células de la piel. Si con el tiempo se acumula suficiente daño en el ADN, esto puede llevar a un crecimiento descontrolado de células, lo que puede provocar cáncer de piel.

 

La piel es un órgano dinámico y cambiante que se compone de tres capas principales: epidermisdermis e hipodermis. Los anejos de la piel, como folículos y glándulas sebáceas y sudoríparas, también desempeñan diversos papeles en su función global.

 

La piel sana actúa como una barrera entre el mundo externo y el interior del cuerpo, y es la mejor y primera defensa frente a varios factores, entre los cuales está la radiación.

 

Cuando la piel se expone regularmente a los rayos ultravioletas (UV), aumenta la producción de melanina en la capa basal, la piel experimenta un engrosamiento para protegerse a sí misma y puede aparecer hiperpigmentación.

 

La luz UV se presenta en tres formas: ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC).

 

Aunque la UVB proporciona la energía que la piel necesita para elaborar vitamina D, es también responsable del eritema solar y del daño directo del ADN. La UVA también contribuye al daño cutáneo, se asocia con las arrugas, la pérdida de la elasticidad y otros efectos del fotoenvejecimiento. También agrava los efectos cancerígenos de los rayos UVB y cada vez más se considera la luz UVA un causante de cáncer de piel. La UVC es bloqueada por la atmósfera terrestre y, en consecuencia, no llega hasta la piel.

 

Protectores solares

 

Los protectores solares son agentes que ayudan a prevenir que los rayos ultravioletas (UV) lleguen a la piel y varían en su capacidad para proteger contra los rayos UVA y UVB. El Factor de Protección Solar (FPS) es el nivel de protección que el protector solar brinda contra los rayos UVB. Es importante asegurarse de que el factor de protección solar sea por lo menos de 30. Cuanto más elevado sea el FPS, mayor es el nivel de protección.

 

Los protectores solares con FPS 15 filtran aproximadamente el 93 % de los rayos UVB, los protectores solares con FPS 30 filtran aproximadamente el 97 %, los protectores solares con FPS 50 filtran alrededor del 98 % y los que tienen FPS 100 aproximadamente el 99 %. Ningún protector solar brinda protección total y no continúa siendo eficaz sin replicarse cada dos horas.

 

Además, ningún protector solar es a prueba de agua y sudor. Si la etiqueta frontal de un producto afirma que es resistente al agua, la misma debe especificar la duración. Por ello, para obtener mejores resultados, se debe volver a aplicar al menos cada 2 horas e incluso con mayor frecuencia si se está nadando o transpirando. El protector solar por lo general es eliminado al secarse con la toalla, de manera que se necesitará aplicar más protector.

 

A partir de los seis meses, ya se debe utilizar un protector solar todos los días, incluso las personas que trabajan en zonas cubiertas y están expuestos a la radiación ultravioleta por períodos breves a lo largo del día. Además, la mayoría de las ventanas no bloquean los rayos UVA. Los bebés menores de seis meses no deben exponerse al sol. Mantener a los niños en la sombra es la mejor manera de protegerlos del daño solar.

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