Las lluvias no llegan… ¿serán los cañones antigranizo?

Las lluvias no llegan… ¿serán los cañones antigranizo?

Hay muchos factores al cual atribuirle el retraso de las lluvias. El clima cálido que se ha presentado en las últimas semanas, provocando sequías en gran parte del país, ha puesto sobre la mesa la urgente necesidad de precipitaciones pluviales.

 

Dentro de estos factores están los cañones antigranizo, utilizados para evitar la generación de granizo y su precipitación, que de acuerdo a la promoción de estos equipos por los vendedores y empresas que los comercializan, aseguran que son efectivos.

 

Pero ¿qué son y cómo funcionan?

 

 Los cañones antigranizo sirven para prevenir la formación de tormentas de granizo que puedan dañar los cultivos, pero tienen algunos inconvenientes: causan un gran impacto en el medio y en el clima donde se ubican, además de que su eficacia es puesta en duda por algunos expertos.

 

Los cañones consisten en una cámara de combustión de seis metros de altura y en posición vertical, con salida tronco-cónica. Se accionan entre 15 y 30 minutos de que empiece a granizar, y las potentes ondas que generan pueden llegar hasta el kilómetro de diámetro.

 

Aunque los cañones antigranizo tienen más de 100 años de haberse creado en Europa, donde también han causado enorme polémica, no existe evidencia científica para determinar que el uso de tales artefactos altera los patrones de lluvia.

 

Según la Organización Meteorológica Mundial, todos los métodos usados para modificar el tiempo, como los cañones antigranizo o la inyección de cloruro de plata con avioneta directamente en la nube, no están científicamente comprobados. Sin embargo, en el mundo se siguen utilizando para evitar daños en campos de cultivo.

 

Los fenómenos hidrometeorológicos son complejos e inciden muchos factores en ellos, de ahí que atribuir modificaciones en el comportamiento a la implementación de un cañón no es concluyente.

 

En Puebla, Volkswagen importó cañones para proteger a sus coches nuevos estacionados a la intemperie, de forma que la lluvia y el granizo no arruinara sus acabados. La creencia de la efectividad de los cañones antigranizo hizo que campesinos pidieran una indemnización por 73 millones de pesos por presuntas afectaciones a sus cultivos. El dinero se pagaría y lo cubriría el gobierno de Puebla, a pesar de que la evidencia científica es clara: los cañones antigranizo, por más fuerte que suenen, no impiden la creación de tormentas.

 

Años después, campesinos se quejaron ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales argumentando que los cañones se siguen usando en Puebla y Tlaxcala por parte de Audi y Volkswagen, a pesar de que la primera ya ha negado que los usa.

 

En Jocotepec, pobladores de Jalisco denuncian que productores de berries usan cañones antigranizo, que ahuyenta la lluvia afectando a los cultivos de temporal.

 

La conclusión científica ha sido ignorada, la eficacia de los cañones antigranizo no tiene el aval de la comunidad científica. Incluso la SAGARPA llevó a cabo un estudio sobre los cañones antigranizo y su conclusión fue tajante: "no existe una diferencia estadística entre la precipitación total ocurrida para cada una de las estaciones del año en el área de influencia de los cañones antigranizo, con la ocurrida para el mismo periodo en aquellas áreas donde no tuvieron influencia los cañones antigranizo".

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