El 13 de mayo, luego de múltiples polémicas por parte de sus dirigentes, el colectivo Poder Prieto anunció su disolución con un mensaje en redes sociales, señalando que “como colectivo ya no podemos continuar”. Así como este, hay otros casos de colectivos que, por diversos motivos, no alcanzan sus metas y objetivos, lo que los lleva a desaparecer en medio de escándalos y polémica.
A través de sus redes sociales, el colectivo Poder Prieto, liderado por los actores Tenoch Huerta, Maya Zapata y Horacio García Rojas, entre otros, anunció su desaparición luego de dos años y medio de existencia. El objetivo principal del grupo era abrir la conversación sobre el racismo en México, pero a causa de las polémicas con otros artistas y críticas de presunta incongruencia, afirmaron que ya no podían continuar.
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Los acusaron de situaciones como no pagarle a la saxofonista María Elena Ríos por su trabajo, quién también señaló a Tenoch de ser un agresor y depredador sexual. En meses recientes el colectivo perdió notoriedad, hasta que finalmente dieron a conocer su disolución afirmando que no fueron capaces de cumplir con su cometido de generar conciencia sobre la discriminación racial en el mundo artístico.
Así como este, son varios los colectivos que admiten no llegar a sus metas y, en lugar de seguir sin gran protagonismo, optan por desaparecer completamente. Si bien existen varios colectivos, no siempre queda claro cuál es su función y en qué momento es válido decir que fracasaron.
Los colectivos, como lo fue Poder Prieto, son un término que se refiere a un grupo de personas con características y objetivos similares que se reúnen para conformar una organización en aras de llegar a un fin común. Por lo general, comparten una ideología y posturas políticas parecidas, por lo que buscan resolver problemas sociales desde su enfoque.
Los colectivos son grupos que trabajan en temas particulares, como medioambiente, derechos humanos, bienestar animal o educación, y pueden operar desde un plano local hasta el internacional. Entre sus funciones está la representación y defensa de intereses, la promoción del cambio social, el apoyo mutuo y la generación y difusión de conocimientos en sus respectivas áreas.
Aunque se cree que su injerencia en el cambio social es limitada, la realidad es que en muchas ocasiones sí logran interferir para que haya beneficios para su causa. Por ejemplo, es común que estos grupos recauden fondos y muevan a voluntarios que los ayuden en sus actividades, o bien, que ejerzan presión sobre las autoridades para que estas les den el apoyo que requieren.
De igual forma, logran forjar lazos de cooperación con otras organizaciones y colectivos para ampliar su alcance e influencia en la sociedad. Además, su papel se considera crucial para llevar conciencia a la población sobre temas de interés social, como los problemas dentro de una comunidad y las posibles soluciones, ya que a veces tienen voz en la elaboración de políticas públicas y en la toma de decisiones.
Sin embargo, en su andar se topan con múltiples desafíos que retrasan su labor e inclusive pueden llevarlos a la desaparición antes de que puedan tener resultados tangibles. Un reto son los recursos limitados, ya que la mayoría dependen de un presupuesto reducido y la mayoría de sus recursos, tanto económicos como de personal, provienen del voluntariado, lo que acorta su capacidad de injerencia.
Por otra parte, está el hecho de que entre los miembros del colectivo no tienen el mismo nivel de compromiso, ya sea porque tienen distintas prioridades o vienen de contextos diferentes. Finalmente, está la coacción a la que están sometidos, ya que por la naturaleza de sus reclamos, suelen enfrentarse a presión de las autoridades y amenazas de quienes los apoyan para adoptar una postura menos radical.
Las razones más frecuentes que los llevan al fracaso son la falta de planeación en sus objetivos, la escasez de recursos financieros y el déficit de personas preparadas para sustentarlo. No obstante, el motivo más fuerte por el que no alcanzan sus metas y desaparecen es la pérdida de sus objetivos, que se da cuando los principales integrantes del colectivo lo usan para otros fines distintos a los iniciales.
El caso de Poder Prieto no es el primero de un colectivo que se va sin llegar a sus metas. Otro similar fue el colectivo estudiantil “#YoSoy132” que se dio cuando los universitarios de 50 instituciones acusaron una imposición mediática del entonces presidente Enrique Peña Nieto. Ellos pedían la democratización de los medios de comunicación, así como cambios a los modelos educativos y económicos.
Previo a la elección del 2012, #YoSoy132 se vio envuelto en polémicas porque se evidenció que varios de sus fundadores, como Saúl Alvídrez y Antonio Atollini, este último hoy diputado de Coahuila por Morena, recibían financiamiento del PRD, el partido liderado por Andrés Manuel López Obrador. Con el paso de los años, el movimiento desapareció y algunos de sus participantes, como el citado Atollini, encontraron acomodo en la política.
El caso de #YoSoy132 fue uno de los más sonados en su momento porque incluso tuvo eco fuera del país, pero hay otros que no tienen la misma notoriedad y se mantienen en la discreción todo el tiempo. Un ejemplo de ello es el “Colectivo por México”, también conocido como “Méxicolectivo”, que está integrado por políticos y activistas, pero que nunca tuvo un alcance significativo.
Entre sus integrantes están los senadores de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado y Patricia Mercado, los excandidatos a la presidencia, Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida, así como exrectores de la UNAM y activistas. A pesar de contar con personalidades de renombre, este colectivo lanzado en enero del 2023 no ha tenido acciones significativas en la política ni en la vida pública.