El pasado 6 de mayo en diferentes puntos de México se reportaron múltiples cortes de energía eléctrica, algo que en principio se atribuyó a las olas de calor o a la red de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Pasados los días, los apagones siguen y ahora surge otra hipótesis sobre lo que podría ocasionarlos: el horario de verano que se eliminó durante la presente administración federal.
En Puebla, Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Yucatán, Guanajuato, San Luis Potosí, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo y Tamaulipas, se dieron múltiples apagones que tuvieron origen, según él Centro Nacional de Energía (CENACE), por una demanda excesiva tras las olas de calor de la temporada, lo que superó la energía generada, derivando en los cortes de electricidad en varias zonas.
Estos apagones se dan en medio de una ola de calor extremo donde las temperaturas alcanzan los 38 o 40 grados que subió la demanda energética; sin embargo, un factor más determinante que originó los apagones fue la eliminación del horario de verano, que provocó una falla en la distribución de energía en diversas zonas del país.
El 28 de octubre del 2022 se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el decreto por el cual el gobierno federal suprimió el horario de verano y se estableció un horario estándar para las zonas horarias, excepto en la frontera norte, para la cual sí se aplicó un horario estacional. La federación alegó que este no tenía un impacto significativo en el ahorro de energía, que era la principal premisa del horario de verano al dar una hora extra de luz solar.
Tras eliminar este horario que se usó por 26 años, la gente dejó de tener una hora de luz solar al día, lo que significó un aumento gradual en la demanda energética. El uso de electricidad se incrementa más a partir de las 19:00 horas, que es cuando la gente sale de sus trabajos o la escuela y está en casa con luces y artefactos encendidos, más al consumo comercial que incrementa por las noches.
Lo anterior significa que gradualmente la gente va consumiendo más y más energía de la que hay a disposición, estresando el sistema eléctrico, lo que culmina en los apagones vistos. Especialistas señalan que, de haber un horario de verano, las horas de mayor demanda serían menos y, en consiguiente, habría energía para satisfacer el requerimiento de la gente.
El especialista Odón de Buen Rodríguez señala que, contrario a lo que afirmó en su momento el presidente López Obrador acerca de que no había ahorro real, el horario de verano suponía un ahorro de 1,000 millones de kWh y cerca de 900 MW, esto en 1996 según estimaciones del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE). Eso era por esa hora extra que se tenía de luz solar cada día y que contribuía a no usar energía tan temprano.
Esta problemática se advirtió desde que se echó atrás la medida horaria, ya que el consultor en materia energética Ramsés Pech Razo, de Caraiva y Asociados, aseguró hace año y medio que quitarlo tendría efectos adversos en el suministro eléctrico. Sus razones fueron las mismas, que quitar el horario llevaría a la gente a consumir más energía y con el paso de los años esto llevaría a apagones por la insuficiencia en la producción energética.
En una entrevista, actualmente el especialista dijo seguir firme con su postura e incluso la refuerza al afirmar que “el horario actual no sirve”, pues tener una hora menos de luz lleva a una mayor demanda de electricidad. Esto se combina con las temperaturas elevadas que orillan a la gente a usar dispositivos de calefacción, como aires acondicionados.
Sin embargo, esta no ha sido la única vertiente por la cual se dan los apagones, ya que también está el hecho de que la infraestructura es vulnerable ante este tipo de escenarios de alta demanda, sumado a la falta de inversión. Oscar Ocampo, coordinador de energía del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), dijo que los apagones seguirán en lo que resta de la primavera y el verano porque no se han hecho las inversiones necesarias en los sistemas de generación y distribución.
A lo anterior se añade que la infraestructura e inversiones se ven rezagadas por la política actual del gobierno federal, en la que la CFE es el único generador y distribuidor de electricidad del país, negándole el acceso a la iniciativa privada. Si bien se han hecho plantas termoeléctricas y parques solares, todavía no entran en funciones y no suman a la generación de energía para evitar los apagones.