El desfile del 5 de Mayo, una tradición centenaria. Esta es su historia...

El desfile del 5 de Mayo, una tradición centenaria. Esta es su historia...

Foto: Enfoque

Después de la batalla del 5 de mayo y el sitio de Puebla de 1862, los años que se sucedieron a estos notables acontecimientos constituyeron una época tormentosa para México, la guerra de guerrillas en toda la nación ocasionada por la Intervención francesa, el establecimiento del segundo imperio mexicano, la restauración de la República, la lucha por el poder, la dictadura porfiriana y, por último, la Revolución Mexicana.

 

Antonio Deana Salmerón publica un repaso histórico de la celebración del 5 de mayo, en el cual retrata los elementos que integran el desfile y su significado. Es hasta 1920, que se empezó a recordar con gran magnificencia esta efeméride con tres actos de singular importancia: el simulacro de la batalla, el gran desfile militar y el combate de flores, en los cuales toda la ciudad prestaba su concurso para el mayor lucimiento.

 

En la mañana de cada día de esta fecha histórica se efectuaba un simulacro de la contienda bélica, así se veían a los zuavos africanos con sus pantalones bombachos rojos, sus casacas azules con los enormes turbantes negros sobre la cabeza, los infantes de marina con sus impecables uniformes, los zuavos argelinos con aquellas barbas impresionantes, los grupos de soldados del 99 de Línea y los oficiales franceses con el pecho cubierto de condecoraciones; seguían los cuerpos de infantería vestidos con trajes de la época y se identificaban perfectamente los Cazadores de Morelia, los rifleros de San Luis y los nacionales de Puebla, destacando en forma singular las legiones de indígenas zacapoaxtlas.

 

En una de estas representaciones hubo un lamentable incidente: en el "fragor de la batalla", los jinetes mexicanos arrebataron a los zuavos una bandera francesa, que pisotearon los caballos; esto ocasionó que el embajador de Francia acreditado en México presentará enérgica protesta ante la Secretaría de Relaciones Exteriores; desde entonces no volvió a efectuarse ningún simulacro.

 

En los años 40, siendo gobernador del estado Maximino Ávila Camacho, se hizo un simulacro de la batalla con los conscriptos del servicio militar obligatorio, en el área comprendida entre los Fuertes de Loreto y Guadalupe, Xonaca, la Hacienda de San José de Rentería y el Cuartel de Caballería de San José; fue este el último acontecimiento de su tipo que se hizo para celebrar la Batalla del 5 de Mayo de 1862.

 

El acto más importante de la celebración de la Batalla ha sido y es sin lugar a duda el desfile militar que año con año se lleva a efecto. Es un acontecimiento cívico, muy emotivo, histórico, tradicional y de gran importancia porque se rinde homenaje al soldado de México y muy principalmente, a los héroes anónimos que ofrendaron su vida en defensa de la Patria. 

 

El artículo detalla que en la década de los 20 toda la población adornaba las fachadas de sus casas por donde pasaría el desfile, el cual iniciaba en el Cuartel de la Montada, como llamaba la voz popular a un cuartel de caballería que estaba situado enfrente del templo parroquial del Señor San José; en la actualidad ese lugar lo ocupa la Clínica de Especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social.

 

Iniciaban la marcha los regimientos de infantería del Ejército Nacional, con sus bandas de guerra; los escuadrones de caballería, los caballos de gran alzada con las crines cortas, a continuación aparecían los escuadrones de cadetes del Heroico Colegio Militar, también a caballo, luciendo sus elegantes uniformes, seguían los infantes de Marina y los cadetes de la también Heroica Escuela Naval Militar de Veracruz, con sus uniformes de gala blanco, con botonadura y galones dorados.

 

Después las legiones de jóvenes indígenas de la Sierra Norte de Puebla, de Zacapoaxtla, Tetela y Xochiapulco,' con su clásica vestimenta: cotón de lana de color café, calzón de manta blanco atado con cintas a los tobillos, huaraches típicos de la región, sombrero de palma y el machete a la cintura. Atrás de los zacapoaxtla venía la sección de artillería del Ejército Nacional.

 

Cerraba la columna la delegación en Puebla de la Asociación Nacional de Charros, luciendo el típico traje nacional de charro; destacaba por su belleza y vestuario la abanderada, que lucía el típico traje de china poblana y sombrero charro.

 

Era una tradición de la ciudad que, mientras pasaba el desfile, en la Catedral echaban al vuelo el sonido de sus campanas y así se escuchaba el repique, que únicamente se escuchaba en grandes ocasiones, como aquel 5 de mayo.

 

Fue en los años 30 cuando hicieron aparición los contingentes escolares y se cambió la trayectoria de los desfiles; se iniciaban en el Paseo Bravo y terminaban en la Plazuela de San José, haciendo el recorrido por las calles ya citadas; se incorporaron al desfile las escuelas Oficiales María Lafragua, Gabino Barreda, Ignacio Ramírez, Santos Degollado, Gustavo P. Mahr,José Manso y Pacheco Henning de la colonia Santa María y se incorporó la Academia Militar Ignacio Zaragoza.

 

En los años 40 se modernizó el Ejército Nacional y desfilaron los camiones blindados, los tanques ligeros, los tanques pesados y hasta cañones antiaéreos.

 

En 1948 vino a desfilar el 5 de mayo una nutrida representación del ejército chino, de la China Nacionalista del general Chiang Kai-shek.

 

En los años siguientes se incorporaron al desfile los centros escolares Niños Héroes de Chapultepec de Puebla, Miguel Alemán de Cholula y los de Matamoros, Tehuacán y Teziutlán, quienes además de sus contingentes presentaban hermosos carros alegóricos, dando así mayor lucimiento a esta conmemoración.

 

Deana Salmerón, relata que la celebración del Centenario de la Batalla del 5 de Mayo en 1962 fue de gran trascendencia y solemnidad. Ese día al cuarto para las 11:00 de la mañana, se disparó un cañonazo desde el Fuerte de Guadalupe y en la Catedral, la campana "María" respondió con sonoro campanazo, tal y como ocurriría 100 años antes; después, en el monumento al general Ignacio Zaragoza, el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, Adolfo López Mateos, presidente de la República presidió la ceremonia de jura de bandera de los conscriptos de la Clase 44 del servicio militar obligatorio. La Legión de Honor de Francia, en homenaje a México, vino a desfilar.

 

 Algo curioso y extraño ocurría en Puebla cada día 5 de mayo, menciona el relato, ya que a mediodía o en las primeras horas de la tarde, se abatía sobre la ciudad una fuerte tormenta de agua y granizo, como ocurrió en la batalla, a veces la granizada se adelantaba y caía el día 4, en otros años se atrasaba y caía el día 6, pero no pasaba de estos tres días en que el cielo nos deparaba agua y granizo.

 

Cuando esto ocurría, en Catedral, con la campana "María", tocaban a rogación; entonces, en los hogares de Puebla, se quemaba la palma bendita y las ramas de romero que habían sido bendecidas el día de La Candelaria; se encendía el cirio pascual y se rezaba el trisagio, oración dedicada a la Santísima Trinidad y según el decir de nuestras abuelas, se hacía todo esto para "calmar la ira de Dios". Ahora ya no hay agua ni granizo el 5 de Mayo.

 

Después de la tormenta, brillaba el sol y el arco iris adornaba el firmamento; al anochecer de ese día daba comienzo la gran fiesta: El Combate de Flores que se prolongaba hasta pasada la medianoche. Este tenía lugar en la avenida Reforma y en las primeras cuadras de la 2 Norte.

 

A las 10:00 de la noche, en el atrio de la Catedral se quemaban los fuegos artificiales, donde se veían las hermosas coronas de colores subir hacia el infinito y desde las alturas derramaban cascadas de luz y colorido, algo en verdad de extraordinaria belleza que daba mayor lucimiento a la gran festividad.

 

Fue en los años 70, cuando el desfile cambió su ruta, trasladando toda la algarabía y colorido a recorrer de oriente a poniente sobre toda la avenida 25. Aún se mantenía el tradicional combate de flores, en el zócalo de la Angelópolis.

 

Debido a la creciente participación de escuelas poblanas, así como de invitadas de otros estados, fue en los 80, cuando el desfile nuevamente cambió la trayectoria, instalándose por más de 30 años en el bulevar 5 de mayo, iniciando desde Plaza Dorada y culminando hasta San Francisco. Por varios años se quiso mantener el combate de flores, sin embargo, está tradición se fue perdiendo, ya que los asistentes optaron por trasladarse a la Feria de Puebla.

 

Fue en el 2012, en el marco del 150 aniversario de esta lucha, que nuevamente se cambió la ruta del desfile. Los contingentes, ahora partían de la calzada Ignacio Zaragoza hasta subir al mausoleo, recorrer bulevar 5 de mayo.

 

Después de 7 años en esta ruta, el gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido instruyó que el recorrido volviera a ser de Plaza Dorada a la iglesia de San Francisco.

 

En este sexenio, nuevamente regresó a su recorrido de la zona de los Fuertes y al bulevar 5 de mayo.

 

Solo dos veces ha sido cancelado el desfile, en 2009 por contingencia sanitaria por el virus AH1N1, mejor conocido como influenza. La segunda ocasión se canceló a causa de una nueva pandemia en 2020 y la propagación del SARS-CoV-2, que causa la enfermedad de covid-19.

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