En un gesto que generó preocupación entre los brigadistas, un hombre entregó en un parque de bomberos de Lieja, Bélgica, una bomba de la Segunda Guerra Mundial que descubrió en el sótano de la casa de su padre.
Sin embargo, el capitán Cédric Scheen advirtió sobre los peligros de manipular esta clase de objetos: “El hecho de habernos traído la munición no es una buena idea. El artefacto es ciertamente inofensivo si no se manipula. Pero imaginemos que la persona que nos la trae es víctima de un accidente de tráfico”.
El vecino halló la bomba mientras ordenaba la casa de su difunto padre y decidió llevarlo en una bolsa hasta la estación de bomberos más cercana. Ante esta situación, los bomberos alertaron al Ejército, quienes recomendaron establecer un perímetro de seguridad y esperar la llegada de los artificieros militares para hacerse cargo de la bomba.
Finalmente, el capitán de bomberos hizo hincapié en la importancia de no manipular este tipo de objetos sospechosos y llamara a las autoridades correspondientes para su manejo seguro.