Los debates políticos de la actualidad, aunque no siempre excepcionalmente racionales, están frecuentemente saturados de cifras y datos numéricos. Este fenómeno no es casual, sino el resultado de un proceso histórico que William Deringer, profesor asociado del Programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad (STS) del MIT, ha estudiado meticulosamente. En su libro "Valores calculados", Deringer traza un panorama detallado del desarrollo del razonamiento cuantitativo en la vida pública, especialmente durante la transición política en Gran Bretaña entre 1680 y 1720, una época que coincidió con el fortalecimiento del parlamentarismo y la expansión de la libertad de prensa.
La práctica de utilizar números para construir argumentos políticos, según Deringer, se consolidó en un contexto donde la evidencia empírica comenzó a ganar terreno como herramienta de debate público. Este enfoque democratizó la información y permitió un debate más abierto y fundamentado sobre las realidades del país. En su segunda obra en proceso, aún sin publicar y bajo contrato con Yale University Press, Deringer explora el concepto del descuento financiero, una técnica matemática que permite calcular el valor presente de un objeto en el futuro, crucial hoy día en discusiones financieras y ambientales, especialmente en el contexto del cambio climático.
"El libro trata sobre cómo esta técnica particular llegó a tener el poder de influir en cuestiones sociales profundas", afirma Deringer. Este enfoque destaca cómo el interés compuesto se encuentra en el corazón de algunos de los debates globales más críticos de nuestra era. A pesar de la aparente racionalidad que los números podrían conferir a los debates, Deringer advierte sobre los peligros de un razonamiento cuantitativo mal aplicado o manipulado, que puede reforzar intereses particulares en lugar de iluminar verdades objetivas.
Así, la erudición de Deringer desentraña cómo los números se infiltraron en las discusiones cotidianas, desde políticas gubernamentales hasta la planificación económica y las respuestas al cambio climático. Esta influencia es un doble filo: por un lado, proporciona una base para decisiones informadas y, por otro, presenta riesgos de manipulación y malinterpretación.
Desde su formación en Harvard hasta su posición actual en el MIT, pasando por un interludio en el sector financiero, Deringer dedicó su carrera a entender cómo la cuantificación se ha entrelazado con la vida moderna. Su transición desde la práctica financiera hasta la academia refleja un compromiso profundo con el análisis crítico de cómo los datos y las estadísticas configuran nuestra percepción del mundo y nuestras políticas públicas.
A medida que avanza en su carrera, William Deringer continúa contribuyendo a la comprensión de cómo las herramientas cuantitativas pueden y deben ser utilizadas para el beneficio colectivo, siempre con un ojo crítico hacia las implicaciones éticas y sociales de su uso. (NotiPress)