Lo que parecía un problema del futuro hoy es un asunto real, ya que la escasez de agua comienza a permear en diferentes lugares con sequías extremas que no se irán hasta que comiencen las lluvias; sin embargo, con la llegada de la temporada de lluvias también se dan ciertos riesgos debido a su intensidad y las consecuencias que esto trae.
Por un lado, existen regiones en todo el mundo que sufren sequías prolongadas e intensas donde la lluvia es vista como un recurso vital, pero al mismo tiempo escaso. En contraste, hay áreas donde las lluvias torrenciales representan más una amenaza que desencadena inundaciones y desastres naturales.
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Cuando ambos fenómenos llegan a sus extremos se convierten en parte de un reto mayúsculo con el potencial de ser mortales, pero su gravedad e impacto dependerá de varios factores. En los dos casos, las mayores consecuencias son una muestra de los efectos del cambio climático y cómo estos se intensifican al grado de tornar procesos naturales en sucesos potencialmente mortales.
Los grandes problemas de las sequías
Por un lado, las sequías son una forma de degradación lenta del medioambiente, ya que no se da de un momento a otro como una lluvia torrencial, sino que pasan varios años para que un cuerpo de agua se extinga, o se ve con la disminución anual de precipitaciones. Por lo general las sequías vienen acompañadas de olas de calor y temperaturas récord que acarrean otros problemas.
Uno de los mayores riesgos de las sequías es que estas devienen en escasez de recursos hídricos, lo que a su vez deriva en pérdida de producciones agrícolas, pérdida de biodiversidad con incendios forestales e intensas tormentas de polvo, algo que luego se traduce en problemas de salud pública como enfermedades cardio respiratorias, infecciones respiratorias o neumonía.
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De igual forma, está el agravio que hay con el agua para consumo humano, ya que al no haber recursos lo más común es que se presenten cuadros de deshidratación y no haya agua para higiene personal, lo que facilita brotes de enfermedades. Por otra parte, es bien sabido que las olas intensas de calor y sequía terminan en complicaciones para la salud mental y emocional de las personas.
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Si bien se cree que este es un asunto que se arregla con las temporadas de lluvias, la realidad es que después de una larga sequía, una tormenta no es la mejor solución. Luego de tiempo sin agua el suelo se compacta y se vuelve más duro, lo que impide el paso del agua a los mantos acuíferos y hace que el líquido se estanque en la superficie, facilitando así fuertes inundaciones.
Las complicaciones de las lluvias torrenciales
El lado opuesto de la moneda son las tormentas torrenciales, que son eventos climáticos caracterizados por las fuertes lluvias, vientos intensos e inundaciones que se dan de manera repentina. Este fenómeno en sí ya tiene varias implicaciones negativas, toda vez que las inundaciones dañan la infraestructura de alcantarillado, azotan en casas y comercios, además de que debilitan puentes y redes eléctricas.
???????????? Las inusuales lluvias y la falta de un drenaje adecuado está ocasionando que Dubái esté totalmente inundada y con vuelos internacionales suspendidos temporalmente. ????https://t.co/owyhObCuJf
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Este fenómeno también es dañino para los ecosistemas, ya que al haber un exceso de líquido en la tierra, esta se satura y tiende a desplazarse, lo que ocasiona deslaves en zonas montañosas donde por lo general hay viviendas o carreteras transitadas. Por si fuera poco, el exceso de lluvias también afecta otras áreas como las producciones agrícolas y la pérdida de tierra fértil.
Aunque las tormentas ayudan a recuperar el nivel de los ríos, presas y demás cuerpos de agua, cuando se dan de manera excesiva es contraproducente porque estos se desbordan y esos excesos de agua terminan inundando poblaciones, además de que se dañan los ecosistemas acuíferos.
Por otra parte, lo más alarmante es que las lluvias torrenciales casi siempre vienen acompañadas de pérdidas humanas. Como se dijo anteriormente, las lluvias intensas, prolongadas y que llevan vientos fuertes, generan inundaciones, daños a la infraestructura de las ciudades y deslizamientos de tierra, culminando con personas ahogadas, enterradas en toneladas de tierra o cemento de estructuras que no soportaron la intensidad de la lluvia.
¿Cuál es más mortal?
Aunque claramente los dos fenómenos tienen repercusiones negativas, y algunas positivas, la realidad es que hay uno que sobresale como el más mortal: la sequía. De acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entre las diez principales catástrofes registradas en los últimos 50 años, las sequías fueron las responsables de causar 650,000 muertes, teniendo en segundo lugar a las tormentas, que llevaron a 577,232 personas a la muerte.
Dicha organización afirma que tanto sequías como tormentas y otras catástrofes naturales relacionadas con el agua son cada vez más mortíferas y frecuentes debido al cambio climático, el crecimiento demográfico y el nulo acceso de recursos para algunos países con los que podrían evitar la alta mortalidad de estos fenómenos.