Un grupo internacional de científicos sugirió que la gripe aviar HPAIV H5 probablemente se ha propagado en la Antártida, afectando de forma desapercibida y sin monitoreo alguno a varias especies, como las aves marinas skúas.
La expedición, conformada por biólogos, veterinarios, virólogos y una tripulación experimentada en navegación antártica, visitó 10 áreas densas en vida silvestre en la región de la Península de la Trinidad y el norte del Mar de Weddell para recolectar muestras no invasivas de ejemplares enfermos, muertos y sanos con la intención de determinar la presencia del virus en el medioambiente.
Durante su paso por la isla Heroína, el equipo detectó un número inusualmente alto de pingüinos Adelia muertos. Bajo la sospecha de que la causa de mortalidad fue la gripe aviar, los expertos registraron los cadáveres de 532 pingüinos Adelia, de los cuales 172 eran adultos.
La Federación Universitaria de Australia señaló que las primeras pruebas de campo no confirmaron la presencia del virus; sin embargo, se realizarán más pruebas para determinar la causa de muerte de ese grupo de pingüinos y otros miles que no fueron contabilizados durante la expedición.
Desde 2020, la propagación sin precedentes de la gripe aviar ha provocado importantes mortalidades en aves y mamíferos silvestres en casi todos los continentes. En febrero de 2024, dos años después de que el virus llegara a Sudamérica, se registró el primer caso en la Antártida.