Inicio esta pequeña crónica compartiendo con ustedes un autorretrato de la gran fotógrafa Vivian Maier y una de mis obras titulada el “Fotoperiodista”, realizada en la técnica del Pastel.
La belleza y la fealdad son conceptos que se contraponen, pero que también se complementan en el arte. Desde los tiempos de los antiguos griegos hasta las expresiones contemporáneas, el arte ha sido un medio para explorar y cuestionar estas dos nociones para intentar definir una estética humana.
La belleza estética ha sido tradicionalmente asociada con armonía, proporción y gracia. En su tratado "La Poética", Aristóteles argumentaba que la belleza se encuentra en la simetría y la adecuada proporción de las partes de una obra de arte. Este concepto de belleza clásica ha perdurado a lo largo de los siglos y ha influido en numerosos movimientos artísticos, desde el Renacimiento hasta el Neoclasicismo.
En su libro "¿Qué es el arte?", el filósofo ruso Leo Tolstói argumenta que la belleza en el arte radica en su capacidad para transmitir emociones genuinas y universales. Según Tolstói, una obra de arte es bella cuando comunica la verdad emocional del artista y evoca una respuesta emocional auténtica en el espectador.
La fealdad estética, por otro lado, desafía las convenciones tradicionales de la belleza. Desde las grotescas figuras del arte gótico hasta las representaciones perturbadoras del surrealismo, la fealdad en el arte puede ser provocativa y desconcertante. En su libro "Historia de la fealdad", el filósofo Umberto Eco sugiere que la fealdad en el arte puede ser una herramienta para cuestionar las normas sociales y políticas establecidas. A través de la representación de lo grotesco y lo aberrante, los artistas pueden intentar desafiar las expectativas del espectador y generar un diálogo crítico sobre temas tabú o grotescos.
A pesar de sus aparentes opuestos, la belleza y la fealdad a menudo coexisten en el arte de manera compleja y complementaria. El filósofo alemán Friedrich Schiller argumenta que la belleza y la fealdad son dos polos de una misma fuerza creativa.
En última instancia, la belleza y la fealdad en el arte son conceptos intrínsecamente subjetivos y cambiantes. Lo que puede ser considerado bello por un espectador puede ser percibido como feo por otro. Esta diversidad de perspectivas enriquece la experiencia estética y nos invita a cuestionar nuestras propias nociones preconcebidas al respecto de estos temas. ¿Pero entonces como llegar a un acuerdo final?
Obviamente, nosotros no llegaremos con estas líneas a un veredicto universal, después de milenios de discusión y cientos de teóricos y eruditos escribiendo al respecto. Sin embargo, si podemos abonar a nuestra particular disertación del tema y la Ciudad de México y su gran oferta cultural nos pueden servir de aliados.
Por estos días el museo Franz Mayer exhibe una muestra de la obra de la enigmática artista estadounidense Vivian Maier, descubierta, casi por casualidad. Maier fue una fotógrafa amateur, con una mirada propia, que apenas podía llegar a fin de mes con su sueldo de niñera y que dejó más de 150,000 negativos, muchos de los cuales no vieron la luz hasta después de su muerte en 2009. Sus bellas imágenes se caracterizan por los autorretratos y el registro de la vida cotidiana de Nueva York y Chicago.
¿Qué es belleza y la fealdad estética en el arte?, Usted mi querido lector, tiene la última palabra.